Cantos añoro de viejos cuentos,
las páginas rasgadas
los colores yertos.
Algunas palabras suspenden el tiempo,
otras en cambio avivan su fuego,
sonidos cálidos en mi cerebro,
momentos tranquilos que como viento
airean el alma y el pensamiento.
Sonido de una campana lejana,
amor que yace en el lecho,
desnuda se muestra sin secreto,
la piel como entrega,
los labios abiertos.
Desciendo a la profundidad de su mirada,
que pausada reclama, amor y deseo,
poso mis labios, en sus labios abiertos,
mi mano en su mano,
mi pecho en su pecho.
Y no suena ni una palabra,
que el gesto reclama
amor y silencio.
potroviejo
viernes, 14 de septiembre de 2007
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