miércoles, 9 de diciembre de 2009

ANOCHE, ESCUCHÉ AL VIENTO - Patry/&/Rimb


ANOCHE, ESCUCHÉ AL VIENTO

Anoche, escuché al viento.
Era un lamento
de lobos vagabundos,
y suspiros de enamorados.

Anoche, escuché al viento
agitando el sonajero de las hojas
de los árboles de tu jardín secreto,
y suspirando dolores.

Y me contaron rumores,
y me hablaron de amores,
y me trajeron los ecos
de tu voz y de tu canto.

Se fueron los lobos, aullando.
Las hojas dejaron de sonajear al aire
y arrastraron los silenciosos besos
hasta el negro azul del infinito.

Allí se perdieron,
como satélites y estrellas
vagando, sin otro rumbo
que buscara, otra vez , tu aliento.

El espejo de tus ojos
y el agitado ondular de tu cabello
estremecieron tu cuerpo
con un febril movimiento.

Y, de nuevo, escuché al viento
arrastrando las palabras
como alegres mariposas,
haciéndome volar en el tiempo.

Navegué en el laberinto de tu piel
y me perdí entre tus trece lunas
Soy como un árbol desnudo sin ti,
una flor ofrecida con lágrimas de rocío.

Moteada de risas coloridas
despertando la curiosidad que me ofrecías.
Entre tus cálidos senos, me dormí
para cantar, aullando, la canción de mi agonía.


Patry / Rimb

INTRIGA PATRY/&/RIMB

INTRIGA

No he descubierto, aún, lo que eres.
Me escondo delante de tu sombra,
aumentando mi miedo por lo que haya detrás.

No me mires más; soy el residuo de ese brillo
que ilumina tus pensamientos.
La luz se ha embebido en ti; yo soy la oscuridad.

¿Qué hay dentro? ¿Que escondes cuando no estoy?
¿Porqué me sigues a donde vaya?
¿Qué te lleva a perseguirme?

No solo el rastro de tu perfume.
Tu sedoso caminar me incumbe
porque arrebata mis pasos.

¿Y, teniéndote a mi lado, me defiendes de tu apariencia?
¿Porqué debiera temerte,
siendo parte de mi hálito y sustancia?

Siempre dejo que avances un paso por delante,
para que tú tengas el sol, y extiendas tu aroma,
sobre la árida opacidad de mi silueta.

Siempre aprenderé algo mientras estés a mi lado:
una esencia, el fervor de una palabra,
o la forma de un suspiro.

Desde tu lugar, rumorearás consejos a mis oídos
e intentaré grabarlos a fuego en mi memoria,
en mi alma y en mi corazón.

Te llegarán como el ruido de las olas,
pero el agua no extinguirá el fuego de tu espíritu.
Será un faro erguido ante la borrasca.

Más, no puedo perderte.
Quiero tenerte a mi lado, por siempre,
aunque te encuentres huido.

Nunca se pierde un espíritu,
solo se echa de menos la materia,
si ésta se torna intangible.

Pero, leerte, es estar en ti, en cuerpo y alma.
Te presiento como un mar en calma
que se durmiera en mi playa.

Siempre tu sensibilidad me admira.
Al alma se le abraza como se respira,
sumiéndola en tu interior, como el aliento.
Patry / Rimb

jueves, 19 de noviembre de 2009

TRECE DE NOVIEMBRE, Y SIN TARJETA.

Una balada intenta exaltar el sentimiento.
Ya se conoce lo que se suele decir en este caso;
cualquier censor puede pensar salirme al paso
confundiendo lo que siento y lo que intento.

Me podrían recriminar el estar mintiendo
si tratara de escribir un triste cantar,
procurando mostrar pesaroso penar,
negándole la palabra amor al pensamiento.

Se dice que trovar es arrinconar el temor.
Entonamos para procurar evitar el miedo,
y creo que generamos un extraño remedo
conque ahuyentar lo que nos causa pavor.

Al que guste oficiar como espontáneo trovador
no es diferente del que, al abrigo de las cañas,
trata de ocultarse con inextricables artimañas,
encubriendo las astucias de su instinto cazador.

Empleamos, como arma de seducción, la poesía
y buscamos en la profundidad de nuestra mente,
vocablos que expresan la petición más ardiente,
cuando, a decir verdad, nuestra demanda es fría.

No es el afecto lo que nos mueve, ciertamente,
sino el egoísmo de conseguir lo que pretendemos.
Y creo que es el miedo a perder lo que queremos
lo que nos hace fingir con un verso lo evidente.

Llevamos por dentro a un don Juan impenitente,
que contabiliza a sus amores por conquistas.
Y, pensando que las mujeres son muy listas,
raro es que concedan sus favores graciosamente.

Algo hay de retorcido en este seductor proceso,
cuando, de siempre, ha sido difícil la batalla
por una hembra, para alcanzar esa medalla
de consentir nuestro afecto, aceptando un beso.

Es más fácil imitar al grajo que al ruiseñor,
por lo tanto, fingimos sentir desconsuelo
mirando apesadumbrados al santo suelo
mientras inventamos falsos gestos de dolor.

Es recurso del vate, en este luchar avezado,
recurrir al sabido e histriónico procedimiento
de fingir dolor, anhelo o, tal vez sufrimiento,
como un actor en la gestualidad entrenado.

En las cuestiones pasionales hay que perder
el miedo a prescindir de falaces ilusiones,
sujetando la imaginación con mil razones
que nos aclaren bien lo que vamos a obtener.

Todo lo que diga quien sea, debe ser filtrado
con el sentido común y la razón muy clara.
Si, dejando al corazón, alguien nos deseara,
le sobrarían incontables vocablos al recitado.

Porque ¿qué pudiera motivarnos a suponer
la verdad de gimotear así, como remedio?
En el anhelar que ostentan, hay por medio
muchos otros deseos que debemos de saber.

¡Qué fortuna en palabras la que se dilapida
cuando se quiere obviar lo usual utilizado,
para declararle tus ternezas al ser amado
evitando la que es de natural la convenida!

Pero, resulta curioso que resolvamos el tema.
Difícil conquistar al sexo opuesto en lo venal,
encubriéndole nuestro claro instinto animal
con el ilusorio recurso de componer un poema.

¡Oíd! Aquí, visto desde el umbral de lo vivido,
mirando hacia atrás con despaciosa serenidad
no distingo el pasado de la presunta eternidad
haciendo balance de lo proyectado y obtenido.

He llenado mi vida de dichos que hoy declino,
midiendo en mi memoria aquello ambicionado
tratando de evitar reiterarme en lo tan usado,
para reflejar, del simulado sentir, el desatino.

Sin recurrir a un censor, soy yo mi propio juez
mientras releo y paso al papel tantas locuras
que, en su día, arreglé, con alguna donosura
pensando que se hicieran realidad alguna vez.

Esto escrito no es más que un acumulado rimero.
Por mucho que manifestara una razonable ansia,
empleando más que la capacidad, mi constancia,
a estas alturas de mi ser, prudentemente espero.

Tanto inventarme la expresión más convincente,
para motivar en el espíritu complejas emociones;
si al aunar del ritmo tenaz de nuestros corazones,
entendí que sus latidos nos unirían para siempre.

No voy a teatralizar esto con un: ¡por ti me muero!
La vida no está en mis manos, eso ya lo asumo.
Deseo que aceptes lo que aquí y hoy te resumo:
las palabras que, al verte, pronuncié: ¡Te quiero!

Rimb

viernes, 2 de octubre de 2009

DUDO - RimbaudVerlaine- Octubre 2009


Hace ya algunos días en los que no siento tu calor junto a mi cuerpo. Dudo que haya sido el rápido amancer de esta mañana lo que ha provocado mi temprano despertar.

Me tienta pensar cual ha podido ser la razón de tu abandono.

Todavía estás ahí, frente a mí, silueteado de luces y sombras retenidas en el espejo del cuarto.

El frío de tu ausencia me conmueve cada noche, y es inútil que pretenda cubrir mi desnudez con el arrope de las mantas.

Mis sentidos perciben el vacío de tu alejamiento. El lugar que ocupabas junto a mí, en la cama, es un molde desprovisto de la sustancia de tu carne, de tu espíritu, de la presencia con la que tropezaba, accidentalmente, en cada vuelta o revuelta de mis ensueños.

De este modo, me he levantado para cubrirme con la bata de seda..., la misma que antes despojabas con ansiedad antes de hacerme feliz.

Ahora, cuelga de la percha carnal de mis hombros como un blanco crespón que ocultara de la vista el motivo de tu deseo.

Contemplo mi aspecto. El reflejo mateado del cristal me retrotrae a la memoria tersa y antigua de mi cuerpo joven, antes que la de este hoy de mi cansada existencia.

Ha pasado el tiempo, aquel que nos prometíamos sería eterno, pero que quedó reducido a la suma de unos cuantos años.

Sin embargo, ha sido hace unas pocas horas cuando he sentido con fuerza la realidad de tu ausencia.

Es el tercer día de mi soledad. Es el tercer día en que mi desnudez no reclama tus caricias.

Es el tercer día en que no nos estorbamos en la ducha, bajo la fiebre animada por el chorro del agua caliente resbalando por nuestros cuerpos.

No quiero entrar en ese baño que solo sirve para desahogar lo esencial, sin que sus brillantes azulejos me produzcan los mismos escalofríos de cuando ambos nos desnudábamos para prolongar el contacto de nuestras pieles enardecidas.

Hoy seré semejante al reflejo, desvaído y cristalino, en el espejo de la habitación: un fragmento mateado de luces y sombras; un ente indefinible y solitario.

Para volver a reconocerme, me falta el hermoso contraste del rotundo perfil de tu figura, tu fortaleza humana aventajando mi estatura, por encima de mi desordenado cabello.

Y tus manos..., siempre tus manos... Echo en falta tus grandes manos de hombre abrazando la prominencia de mis caderas, explorando la tersura de mis senos y dando soporte a la fértil fragilidad de mi cintura.

Entonces no existía el tiempo ni la conciencia del paso de las horas, sino el recurrente advenimiento de unas frenéticas expectativas. Hoy, y ahora, solo me queda el refugio de mi memoria, empeñada en recordar cada acostumbrado gesto de tu cuerpo.

Enciendo un cigarrillo. Ya sé..., es demasiado temprano. Siempre me has reprochado ese deleite final de descanso y abandono. Pero ahora lo necesito, cuando representa, como el humo que se desvanece, la liviana intuición de tu alejada existencia.

Y, sin embargo..., retorno al lecho donde me arrojabas, de pronto, sin que me dieras tiempo a que pudiera consentirlo, y me despojabas de la bata para acariciarme libremente.

Yo no debía hacerlo sola; nunca me ha gustado la íntima soledad de mi sexo.

Sinceramente, añoro tu risa, pero tambien tu orgullo erguido y su vigor.

Cierro los ojos y trato de recrear las formas de tu cuerpo. Hago retornar, desde el cristal del engañoso espejo, la imagen inolvidable de tu desnudez altiva, jugando a mostrarme tu firmeza.

Aquel desparpajo con que me tomabas, volteándome cuando querías, enfrentándome cuando lo deseabas, seduciéndome cuando ansiabas que mis labios te proporcionaran mucho más que palabras y yo me sometía a la demanda de tus deseos, como una muñeca humana al borde del lecho, oscilando dócil, sintiendo placer en cada sugerido envite y, al descubrirlo después, devoraba el beso perdido entre el vello de tu vientre.

Luego, decidido, me impulsabas hacia atrás para que expusiera ante ti lo que esperabas, antes de hacerme retozar con tu pujanza.

Ahora, solo tengo encima de mí la última luz remanente de una lámpara agotada. Y pienso, musitando tu nombre mientras, con los ojos cerrados, reproduzco en mi pensamiento la presión de tu cuerpo contra el mío, y extiendo inconscientemente mis piernas para recibirte como a un fantasma que llegara a poseerme sin sentirlo dentro de mi cuerpo.

El aire, la luz creciente y mi deseo inextinguible me empujan a abrir, con dedos inquietos, la tierna caja de mi húmeda esperanza, donde no te guardaré hoy..., y no sé si, quizá, algún otro día...
Tal vez mañana.

Rimb.

martes, 7 de julio de 2009

LEE, POR FAVOR (RimbaudVerlaine) Julio 2009

Lee, por favor.

No entiendo la fría indiferencia
del testigo
que, después de una confesión,
se aleja
sin palabra alguna de despedida,
y me deja
sin denotar ni muestra de dolor
correspondido.

Parece digno un guardar silencio
de mujer
incomprendida, entre frases huecas
parloteadas
muchas veces sin modo ni medida,
al parecer,
rellenos de guata, para hombreras
desprendidas.

¡Qué desconcierto es el esperar incierto
lo que no llega!
La explicación que acostumbra a definirse:
a la gallega
como bien pudiera decirse, por cierto,
cuando,
lo que se trata no es, ni vivo ni muerto,
comprendido.

Para resbalar la intención, basta la cera,
esencia primera,
por nuestras conversaciones tan derretida
y refrotada.
Así, todo se desliza, y nunca queda nada,
de nada;
aunque haya probado tener una buena fe
sincera.

Ante de irte, espera a comprenderme.
Primero;
que no se pueden dejar en el tintero
emociones
que nunca se definen con precisión
concreta,
aunque se intentara ser, al comienzo,
verdadero.

Absuélveme antes de condenarme
yo te ruego,
al menos, de cualquier inferida ofensa
que sufrieras.
Ya sabes algo de mí y de mis maneras
y los gestos
Conque has comprendido, sin pretextos,
lo que quiero.

Entre papeles relatando mil eventos,
fiel
discípulo de tu enseñar me he sentido,
agradecido.
Aunque utilice mal los verbos activos,
de momento,
tenia fe plena en que seriamos eternos
como amigos.

Hemos pasado mucho, tanto tiempo,
desvanecidos.
Hoy ya ni lo sé. Siento sentirme perdido,
lo lamento.
Y mira lo que te digo: ¡que mal me siento!
No hallo razón
para que ni un siquiera corto ¡adiós!...
haya merecido.

No recortes en trozos este blanco papel,
en que escribo.
Abandónalo en su llanura nívea y pura,
aún sin abrigo.
Que no carecerá, en su desnudez, de calor
socorrido.
Siempre que quisieras tu, yo si querría
estar contigo.

Mas, si no fuera así, por lo que fuere
consérvalo,
en su tierna fragilidad de blanca rosa
lapidaria.
Al menos, se ofrenda a lo que muere,
una losa,
un último cobertor, datado con un nombre
y un gemido.

Rimb

jueves, 28 de mayo de 2009

RECUERDO QUE.... ( Rimbaud Verlaine)

Recuerdo que escribía de noche, en algún momento:

Quisiera definir la palabra amor, si yo supiera
en qué consiste lo que amor se nombra.
Más parece que sea, del deseo, sombra,
que da oscuro carácter de pasión a la quimera.

Cuántas cosas se definen de modo figurado.
Quizá tratando de engañar a los sentidos,
se resumen en un solo vocablo, fundidos
impulsos de dolor, ansiedad y ardor humano.

Buscando sílabas, que parecen tejerse en vano,
se producen rimas consonantes obvias,
que se ofrecen al escritor como novias
casaderas a las que les hubiera de pedir la mano.

Al final, ceremoniadas en templos de misterios,
nos aparecen casadas, tan simplemente
así, dichas en vulgar lenguaje corriente,
con la insalvable sintaxis del preciso ministerio.

Obligado por lo que acepto como tendencia mía,
algunas veces, mientras hago los deberes,
pienso en diferentes sentidos y pareceres
conque escucho expresarse a cada cual y cada día.

Quisiera conmoverme esta alma fría y aterida
con el soplo cálido de un aliento,
con una disculpa que, si la siento,
perdonarán los besos que no causaron herida.

Si pudiera, me vestiría tal, si me viniera al caso,
con visos saturados aún de ilusiones
en que bordaría así tantos corazones
como las emociones fueran surgiéndome al paso.

Pero no sé coser trozos de mis pensamientos,
ni con qué agujas, de hilatura o lana,
remendar en trozos mi alma galana,
recomponiendo mis desgarrados sentimientos.

Sería imposible; si ni siquiera sé cómo bordar
en la trama en que urdo mis sentencias,
como adornos coloridos, con paciencia,
añadiendo dulzura a lo que trato de enunciar.

Tu sí sabes tejer, día a día, la vida que sueñas.
y retornas a abrigarla, años después,
como si la pudieras volver del revés
con las nuevas galanuras con que las diseñas.

Son los suaves cobertores blandos de tu afecto.
los que vas tejiendo en azul o en rosa
según se vaya previendo vaya la cosa
de los esperados y felices previstos nacimientos.

Al fin, ¿quién da más?, ¿quien ofrenda el contento
ayudando a nutrir, con su néctar a lo nacido?
Es del mismo pecho, generoso y enternecido
de donde les aportarán, en tu nombre, su alimento.

Tus manos siguen siendo soporte de lo vivido,
tu regazo, cuna de sueños de infantes,
tu canto, recitar de nanas susurrantes,
que llegarán, rezumantes de amor, a sus oídos.

Sentirás que tu hija y tú, de nuevo seréis madres,
en un diálogo con los amores repetidos
tantas veces, cuando acaricies a sus hijos
con la ternura como hicieras con los tuyos, antes.

Y de eso no hace tanto. ¿Recuerdas el suspiro,
la primera lágrima y el primer llanto
que exhaló tu propio nacido encanto,
cuando, satisfecho de tragar, se quedó dormido?

Pienso que sus ojos han renacido en los tuyos,
para ver tu rostro en su primera mirada;
imagen que revivirá dentro, inolvidada,
con tanta de tu sangre templándole los arrullos.

Quisiera sentir esa dulce brisa en mi propia cara,
Tener tu hálito de musa en cada momento,
aportándome la inspiración como alimento,
que ayude a escribir lo que del capricho brotara.

Hay noches y tiempo que pueden servir para todo
porque versear es cuestión de inventiva.
Hoy, sin en la voluntad tenerla definida,
he puesto a trabajar mi pensamiento de este modo.

Ahora, leyendo lo dicho desde el sentimiento,
después de contar de palabra lo vivido,
y, al retratarme en sus formas definido,
no consigo a llegar a concluir mi pensamiento.

Hace un rato, me preguntaba: ¿y esto para qué sirve?
releyendo lo escrito y sin argumento,
en su rara forma, compuesta al tiento.
Pues, para no sentir esa soledad que ahora me invade.

Aunque, casi mejor diría una verdad si yo manifestara
que de una nostálgica enfermedad herido,
siento que la melancolía me ha invadido
y que egoísta, trataba de hallar quien me acompañara.

Y, mientras van pasando las horas de la madrugada,
al haber lanzando mi reclamo desde lejos
alguna insomne venal me lanza sus tejos,
suponiendo que mi tentada virilidad no está agotada.

Bueno, ahora, en las primeras horas de este nuevo día.
es posible que sucediese, si aquello buscara.
¡Quién puede negarse a una bella primavera!
Simplemente he contestado: “Intento escribir poesía”

De modo que hoy te la dedico a ti, y me quedo tan contento.

Rimb

martes, 26 de mayo de 2009

UN HILO DE VOZ (RimbaudVerlaine)

No creí que fuera tu charla, aparte,
la que intimidara mi temor inquieto.
y pusiera tu deseo en lugar incierto.
pensando en una forma de amarte.

Huyes de la clave de fa de mi llamada,
profundo sonido de amor susurrado,
desechando entonar en sol brillante,
para emitir un do de pecho, inflamada.

No me pidas que te quiera sin palabras,
salvo poniendo tus largos dedos
sobre el vértice labial de tu boca,
pidiendo que no continúe en mis obras.

Pero, qué puedo hacer, cuando te miro
escurrir el bulto a mi ansiosa presencia,
ocultando tras un velo sutil tu decencia,
lanzando cómplices guiños entendidos.

Cómo podría dejarte jamás, con gana tanta,
con los besos a flor del alma enamorada,
para no desnudarte presta a mi llamada,
con un hilo de voz quebrado en tu garganta.

Rimb.

FELICIDADES ( RimbaudVerlaine)


Felicidades,

No sé cómo puedes mantener el corazón tan junto
cuando las fibras se desgarran hasta tal distancia.
Debe ser que yo, en mi inconsciente ignorancia,
no sea capaz de unir mis sentimientos a ese punto.

Solo las manos de una mujer pueden bordar la vida
con el primoroso cuidado de quien teje una familia.
Porque sé eso y, en cierto modo, siento la envidia,
permíteme que te remita estas palabras agradecidas.

Estoy cierto que caminas sino que, incluso, vuelas
por encima de los mares y más aún, de otras tierras
usando libre de los poderes mágicos que encierras
Y, por algunas cosas de más que yo me invento,

dejadme que hoy, con vuestro permiso os diga
que “Lavanda” es una artista, a la que Dios bendiga
que nutre de colores dulces las telas de lino yermas,
y genera en sus entrañas el amor, como alimento.

Felicidades,

Rimb.

ZARANDAJAS (RimbaudVerlaine) Mayo 2009


Zarandajas.

Zarandillas, zarandonas,
que parecen gigantonas
cuando saltan las chiquillas
bailando encima de las pajas
como si fueran dos monas
sobre los restos de trilla.

Llegó el tiempo del estío
con las cosechas tan granas
que endulzan las mañanas
junto al olor del pan frío
refrescado en la ventana
que luego se pone en el lío.

Ya se van los labradores
hacia las tierras floridas.
Van colmados de canciones
en busca de las espigas
y vuelven con ramilletes
de flores y mil sudores

Porque la siega es intensa
y las espigas se brozan
cuando la hoz que las corta
pierden los filos que rajan
y las tronchan, o arrojan
desechadas como paja

¡Madre, que quiero beber
del agua fresca del río,
y tengo que recoger
agua para mi marido!
Para serenar sus ardores,
sin que se me quede frío.

¡Ve, y no tardes chiquilla!
y que no se agarrote
si la sed le atenaza,
que no pueda ni pasar
ni un bocado de carnaza
por el hueco del gañote.

Pronto yo he de volver
porque en el arroyuelo
quedó, vigilando jarras,
un pariente de mi abuelo:
el que tenia las parras
que casi tocaban el suelo.

Pero eso será muy luego,
ya en tiempo de vendimias,
beberemos de aquel mosto.
Ahora hay que beber agua
que aún estamos en Agosto
y del sol no nos alivias.

¡Mira como danzan las niñas
como si fueran monas
que saltaran el rastrojo!
Anda, no tardes muchacha
que los hombres ya te esperan
para sacar la navaja

y hender un queso apretado
en pan cortado a rodajas.
Almorzarán bajo un árbol
y echarán sueños de majas.
¡Vuelve enseguida con agua,
y déjate de zarandajas!

Aún bailan las chiquillas
saltando como las monas
sobre los haces de paja
mientras, el sol que baja
enrojece nubecillas.
Zarandillas, Zarandonas,

Zarandajas.


Rimb

lunes, 25 de mayo de 2009

¡QUÉ DIFíCIL! (Dueto de Paty y Rimb).



Qué difícil es decir lo que se siente,
aunque esté en la punta de los dedos
la palabra que se ajuste consecuente,
sin ceder al empuje de los miedos

Qué difícil sentir el deseo
de mirarte a los ojos cuando te veo;
de ocultar que te quiero y deseo
para después, decírtelo con un beso.

Pudiera ser que adivine cuando llegas
paseando esa tu cintura bambolera,
por las calles, los parques y alamedas
esperando siempre, en tu tensa espera.

Mas ya te siento, el corazón a mi vera,
impaciente escalofrío el que me espera,
con el roce de los dedos de tus yemas,
bailando al son de tus caderas

Y yo tan distante, como siempre,
mirando despistado hacia otra parte;
porque nunca habría soñado con tenerte
y nunca suponer que hallara así mi suerte.

Es muy fácil deslumbrarme con tus ojos,
desprendiendo radiante luz ante la arena
de la playa que imaginas al mirarme.
Suavemente nos bañamos en las aguas.

¿Y preguntabas dónde estaba la verdad?
Triste sino el de quien aguarda, precavido,
sin saber en qué lugar poner su ansiedad,
sintiéndose ante tu presencia, perdido.

Es un reto seguirte ante tus versos.
Escribir la letras para que me leas
llenándome de espacios infinitos.
Mi mente piensa, piensa y piensa.

No pienses, que lo que nos une es distancia,
un vacío lleno de tantos anhelos vanos
que solo puede saltarse con constancia
hasta lograr, por fin. tomarnos de las manos

Paty
y
Rimb


Este lo hicisteis a duo con la jovencita Paty,

comenzó preguntando qué era la Verdad





IMPROVISACION ( Rimbaud Verlaine)

Todos los silencios
son parte de las voces;
el negativo de los gritos;
la sombra de las luces;
la espalda de las miradas sinceras.

No podría encontrar hoy ninguna palabra,
aunque las tuviera todas a la vista,
que expresara lo que quisiera deciros.
Solo osaría, y ni siquiera quizá, mentiros
celebrándolo luego con una danza
de elegías, de cantos y de falsos suspiros
nacidas más de la pereza y de la holganza
que del empuje sincero de mis deseos.

Aún así, con la torpeza
de estas letras que se van perdiendo
según mis manos escrutan el abecedario
no daría por mis frases ni un denario
que sirviera para comprar vuestra paciencia.

Si pienso que en realidad, y en consecuencia
aquí estoy, porque me siento amado
por algunos y por otros, ignorado
con todas las razones de su conciencia.
Porque no puedo robaros tiempo y clemencia
para escuchar las palabras que escribe este
escritor de impulsos, a menudo alocados,
y, a veces, tan inconcretos y desvariados.

rimb.

domingo, 24 de mayo de 2009

PACIENTEMENTE (Rimbaud Verlaine) Mayo 2009


Pacientemente...

Espero la señal vibrante: sonidos de la llamada
que conmueve el recinto, donde ahora reposo,
con el agudo timbre ficticio de un clarín lejano
surgiendo desde el artilugio que aún descansa
en ese rincón tan frecuentado por mis manos.

Mientras, me emborracharé del aromático aire,
escribiendo el libro sacrosanto de las promesas:
aquello que he jurado cumplir en cada momento,
tomando prestado de ti el fluido de la existencia,
desde el mismo día que viví y respiré tu aliento.

He arado la tierra yerma con aceradas espadas,
pero aún no ha brotado el agua que yo ansío:
aquella que pudiera alimentarme las cosechas;
en la que consiguiera refrescarme los hastíos,
diluyendo en su humedad mis pasiones resecas.

Pienso que sientes temor hacia mis manos viejas;
aunque no buscarán la seda de tu cuerpo quieto
cuando el sol se entregue, desmayado, al ocaso;
o aguardes, aún dormida, la inerte madrugada;
reposando en un lecho adornado de sedas y luna.

Quisiera descubrirte, mirando cómo despiertas,
desvelándome esos perfiles de formas rotundas.
Y, apretando sobre el mío tus senos abrigadores,
besaría los senderos que trazan camino al amor,
en los rubores de tu paisaje carnal deshabitado.

Aunque no tendré nunca el fijo mirar de tus ojos,
ni acariciaré la oscuridad que oculta tu misterio.
Anheloso, aún siento mi alma agitada por delirios;
plena de deseos de llegar a la verdad que espero,
sin poder decir si pretendo, tal vez, una quimera.

¡Enrédame entre tus fibras, hidra de mil cabezas!,
que en ti quisiera acabar, finalmente estremecido
por los abrazos opresivos de tu materia turgente.
Poséeme para ser devorado. En tu ser, deglutido,
consentiría en morir, si me mataras sin premura,

pacientemente...

Rimb

viernes, 8 de mayo de 2009

LATIDOS ( Rimbaud Verlaine )


Anoche era tan tarde y estaba tan fatigado
que pude oír un sonido, insistente y repetido
dentro de mi corazón, carnalmente repicado
en su latir infalible, tan firmemente sentido.

Era una campana que fibrilaba, palpitante,
que impulsaba el torrente de mis humores;
el caudal de sangre en que surto mi talante,
donde se forjan sentimientos y temblores.

La ciudad era una noche de puerta cerrada.
Acababa de volver de un largo viaje a mi casa
y no terminaba de acogerme en mi morada.
incrustándome en la blanda almohada de gasa.

El viaje fue, por cierto, un avatar de suerte,
(no podría describirlo de algún otro modo)
Un milagro que no tuviera riesgo de accidente.
Pero, al fin, aquí estaba, y lo resumía todo.

No era de mis vivencias vacías yo el dueño
y, poco a poco, o mi consciencia se dormía,
alternando el estado de vigilia y del sueño,
o meditaba, según mi aguja vital se movía.

Descansando en la pereza vacua de la nada,
cumplía el obligatorio reposar de mi cuerpo.
Trataba de evitar repasar lo que fantaseaba
imitando con mi postura a la de un muerto.

Fue inútil. Casi sin pensar, fue la alborada,
animada por la luz temprana del sol del Este,
la que puso un rastro de color sobre mi cara
empalidecida por una desazón, y casi inerte.

Pensé. Sí, eso creo que hice en algún momento,
que por mi barrio, en las sequedades apiñadas,
debiera de correr un riachuelo entre el cemento
convirtiendo en cauces las aceras empedradas.

Y la calle: un vergel verdeante, con mil flores.
(No creo que decidan los ediles este derroche
aunque usen del riego para evitar los olores
que los desperdicios provocan por las noches.)

Escuchaba e recio chorrear de una manguera
que iba remojando el asfalto, aún ardiente.
No era lo que suponía: la natural torrentera;
un arroyuelo retozón y fértil agua nutriente.

El río que evocaba era de una natural fuente:
un reguero jugoso de agua que me empapara,
refrescando mi agotada sequedad tibiamente;
no una turbonada que, fría, se desparramara.

¡Qué triste es no dormir, ni despertarse siquiera
de aquella noche transcurrida casi inútilmente
que no permitió que soñara, de alguna manera,
aliviándome, aunque solo ocurriera brevemente!

Entré en el día - si puedo decir esto en conciencia.
Me pesaban los ojos, escociéndome de tal manera
que traté de sustraerles a los demás esta dolencia,
alegando sufrir de alergia al polen de la primavera.

Rimb.