sábado, 3 de noviembre de 2007

NOCHES CLARAS, NOCHES OSCURAS


Algunas veces las noches son oscuras y otras veces son claras,  aunque esto parezca obvio por la claridad de la luna o la cantidad de nubes que cubran el cielo, no es a eso a lo que me refiero, independientemente de la fase de la luna o de la cantidad de nubes que cubran el cielo, las noches pueden ser claras u oscuras. Llamo noche clara a esas noches en las que parece ir bien todo, quizá una buena compañía, tal vez una cena agradable o simplemente una conversación reposada mientras degustamos un buen té o una copa de Armagnac. Aroma a café recién hecho e incluso un tenue olor a tabaco de pipa, cada uno puede imaginar el momento y la situación que da lugar a ese estado de perfección, instantánea en el espacio corto de una noche lenta. Noche de verano, tumbado sobre la hamaca contemplando un cielo estrellado de luceros que nos guiñan sus luces lejanas, posiblemente una música suave que llena el ambiente con melodías de antiguos recuerdos. Una mano que nos acerca el azúcar, mientras sus labios sonríen al son de un baile cadencioso apenas insinuado en la mirada viva y alegre de algún acompañante. Ese tiempo nocturno en el que nos gustaría quedarnos un par de siglos, pero que conscientes de su efímera existencia bebemos con ansia, saboreando hasta su última gota. Eso es lo que llamo una noche clara, amigos, conversación, cascada de ideas saltarinas entre risas y temas serios, intranscendencia del tiempo, lo que cuenta no es la línea sino el flahs instantáneo, el recuerdo de otros momentos mientras creamos nuevos recuerdos, el debate de visiones que aunque sean diferentes, siempre son armónicas porque lo que importan son las personas, arte, literatura, música, la compra del día, el fútbol, el trabajo, filosofía en zapatillas o los secretos de la vida, todo cabe en una noche clara y cada tema cada minuto ilumina más y más. También aunque sea una noche de invierno, sin estrellas que contemplar, sustituimos su luz por la llama de un buen fuego, o tal vez por las luces parpadeantes de unas velas y miramos hipnotizados la llama que se retuerce con la misma intensidad que aportamos calor al momento. Nada inquieta, sabemos que son las horas de dejar esas historias, que pasada la noche volverán a rondar en la cabeza.

Luego están las noches oscuras, horas largas nocturnas que flagelan nuestro pensamiento, horas amargas cual hiel, que no podemos tragar ni siquiera con el café endulzado, en esas noches el alma no flota, se arrastra pesada sobre las sombras que invaden el lugar de nuestro existir. Soledad, tristeza, abandono, olvido, preocupación, se abre un vacío redondo donde caer sin poder asirnos a sus márgenes. Las ideas nos rondan como carceleros de nuestro propio cerebro, golpean las meninges y hacen crecer un dolor sordo que partiendo del estómago se asienta en la cabeza, si pretendemos refugiarnos en el sueño, éste esquivo, huye de nuestro lado dejándonos a merced e una realidad que no queremos, pero que sufrimos en contra de nuestros deseos. Las horas pasan lentas y el rítmico golpeteo del reloj retumba en nuestra mente inquieta, nerviosa y cansada. Algunas veces deambulamos por la casa sin rumbo fijo de habitación en habitación y otras dejamos la mirada perdida en un horizonte inexistente, mientras nuestro cuerpo permanece anestesiado a todo lo que le rodea. Noches oscuras, largo camino entre el crepúsculo y el alba que necesariamente recorremos solos. El pensamiento de que al final volverá a salir el sol, es nuestra única esperanza, a la que nos agarramos como a una tabla en un naufragio.

Noches claras y noches oscuras, todos tenemos esas noches, aunque solo quisiéramos tener las primeras. Hay un tipo de noche más son las noches de amor, estas no son claras, ni oscuras, son noches especiales que traspasan el límite de lo puramente terrenal, porque pasearse por las horas mágicas donde dos almas caminan juntas es otra historia y por tanto requiere de otro cuento...  tal vez mañana hable de ello.

potroviejo

viernes, 5 de octubre de 2007

DIGO TU NOMBRE ( Closing Lisboa - Septiembre 2007)


Desde hace algún tiempo,
escribo tu nombre en todas las cosas,
para que pierdan su tacto frío, indiferentes
a cualquier vestigio que las aparte de la rutina.

Y así, ésta palabra, escrita en silencio,
se torna aire que las despierta
con la luz y el rumor de un día de verano
lleno de recuerdos, de besos y flores;
de amantes que, cogidos de la mano,
entran en la esfera dulce y húmeda de sus bocas,
con un sueño tatuado en la piel:
el de los días que atraviesan los años.

Desde hace algún tiempo,
en todo cuanto escribo, va el preludio
de esas horas en que todo el cielo
quizá pudiera caber en tus ojos;
y el universo fuera tu nombre susurrado,
una larga caída al vacío que te acaricia,
que te abraza, que resbala por tu piel,
cuando otra piel te pide que la beses.

Digo tu nombre...


Closing Lisboa

IMPROVISACION IMPROVISADA (Rimbaud- Enero 2007)


No hablaré del cielo,
ni de la luna cercana,
ni de nieblas cercenadas,
ni de las tibias mañanas
en que apagaba luceros.

Mi amor estaba intacto;
mi deseo estaba entero.
Yo sentía su mirada
clavarse como el acero
en mi carne desgarrada.

La quise, tan enamorada...
La admiré de cuerpo entero.
No digáis que, en este verso,
no alcanzo a ser muy sincero,
en mi sentir tan disperso.

Solo alguien sabe de esto:
que tengo afanes puestos
en una alejada amistad.
Lo que digan, ¡qué mas da!
serán, ... simples palabras.

Un conjunto de patrañas
Pasadas a signos escritos,
que no pueden reflejar,
y, aún menos, explicar,
lo que roe mis entrañas.

He buscado desde siempre
a esta compañera amable.
Alguien que es tan adorable
que adorna cada mañana
con un poco que me hable.

No sé lo que será de todo esto;
no puedo dejar de sentirlo.
De verdad, no estoy cierto
de que consigamos vivirlo
antes que yo haya muerto.

Pero, demos al destino un dado
que hayan tocados los dedos.
Del puro azar, el ignoto juego
en que urdamos nuestro enredo
como echamos leña al fuego.

Quizá saquemos ese seis
y ganaremos la partida.
Y el premio, sí lo sabéis...
será conseguir la amistad
de esa persona querida.

La anhelo en el deseo
en mis brazos amorosos.
cada noche, me desvelo,
y la paso en un anhelo,
suspirando su presencia.

No pretendo causar daño;
pero tengo la conciencia
de que lo hago muy mal.
Me puede mi ser animal
que me come la paciencia.

Pero quiero tenerla conmigo,
recuperar tiempo perdido
besarla y sentirla tan mía;
confesarle que la quiero
como siempre la quería.

Ella es el argumento final;
el motivo de mi empeño
y del impulso primero.
Es la persona que quiero
que acompañe mi sueño.

Yo no quiero ser su dueño
Y aquí mismo lo declaro
con letras tan maquinales
que da vergüenza leerlas
por ser tan impersonales.

Aunque sea un compañero
Si quieres grito un ¡te quiero!
que suscribo, y confirmo
y expando al mundo entero
si tu me apreciaras lo mismo.

Esta es noche de donaires
aunque aventar los aires
resulta un gesto extraño,
me despojo del sombrero
y lo arrojo a la tierra oscura.

Y si vos no me queréis,
en vez de hacerme cura
como pudierais suponer,
Me recluiré en un centro
donde traten la locura.

Rimbaud

lunes, 24 de septiembre de 2007

EL HADA Y LA NINFA


Un hada y una ninfa
cabalgan junto a mi,
el hada es de Irlanda
y se llama Midhir,
la ninfa es de charca
y le apodan Bepsamí.
Al hada solitaria
le gusta repetir
canciones suaves y dulces
que te acunan al dormir.
Sin embargo es mi ninfa
la que se muestra gentil,
luciendo su bello cuerpo
y tentando mi sentir.
Entre el hada y la ninfa
¿que va a ser de mí?
del hada me gusta su canto,
de la ninfa... para que decir.
potroviejo

jueves, 20 de septiembre de 2007

TRUENO


Suenan truenos lejanos
el cielo se viste de gris,
de gris se vuelve su manto.
Atruenan en mis oídos
esos relámpagos.
La furia de las diosas,
la ira de los dioses
deja escuchar su canto.
La fuerza de mil titanes
batallando.
Del horizonte lejano
al horizonte encontrado,
un rayo cruza el espacio.
¿Existen amores tan fuertes?
¿Existen amores tan altos?
¿Existen amores que quieran,
como abrasa el rayo?

potroviejo

FLOR


Se perdieron los besos
las caricias, los abrazos...
y ahora sentado, este día,
tu imagen se presenta
con aroma de brisa fresca.
Tu imagen, fantasma del recuerdo,
inunda este tiempo
en el que te abrazo,
entre los brazos de mi amor eterno.
Tu sonrisa reflejada, en ese marco,
me ilumina cual destello
y sujeta el corazón
que se me cae a pedazos,
recordando todo aquello.
Flor del jardín de mi vida,
amor de amor naciendo,
enraizaste en mi alma
hasta devorarme entero.
Del halo de tu ausencia,
ausencia sin quererlo,
me agarro como naufrago,
naufrago de un mal sueño.
Y me pego a tu cariño
y me pego a tu recuerdo,
ni lagrimas me salen
de este dolor tan seco.
Me duele el alma,
me duele el duelo,
me duele hasta la vida
que se escapa entre los dedos.
Pero la vida continua,
sin saberlo, emprendo el vuelo,
mientras tu te alejas sonriente
y yo... me sigo muriendo.

potroviejo

MI PLUMA


Mi pluma y yo somos compañeros
yo pienso y ella se arrastra por el papel,
plasmando lo que pienso.
Algunas veces se engancha,
se engancha en algún verso,
yo le animo a mi pluma
para que siga escribiendo.
Algunas veces me mira
esperando un pensamiento,
una idea, una palabra,
un suspiro o un lamento.
Pero mi pluma no entiende,
que escribir esto o aquello,
hace daño algunas veces
y otras gozas de contento.
Mi pluma solo quiere escribir
le es ajeno de donde sale el texto,
porque no puede entender
que se escribe con el sentimiento.

potroviejo

NO ME QUIERAS

No me quieras con ternura
que soy perro viejo.
No me quieras con locura
que mi meta es ser cuerdo.
No me quieras simplemente
que el amor pasó mi puerto.

Se cerraron ya los cielos,
se acabaron las palabras
del candor y del deseo.

No me hables con cariño,
no me beses,
no acaricies este cuerpo,
ni me mires con esa mirada
de esperanza y de sueño.

Que mi tiempo es pasado,
que el ladrido de esos perros
no me dejan escuchar tu aliento,
y mi piel endurecida,
y mi corazón de hierro,
no permiten que yo sienta
lo que quieres que sienta dentro.
Soy como caja vacía,
soy como ataúd ligero,
que esperando está el momento
de su cierre y de su entierro.

potroviejo

domingo, 16 de septiembre de 2007

ENSANCHA

Ensancha, vida, ensancha,
de los ruidos silenciosos
del olvido de un pasado,
quiero, Arte, expresar
el dolor que es causado.

Cada letra que se escribe,
cada frase, cada verso
que se arranca,
que se exige en la garganta,
de ese llanto que no para,
arrastrando un trozo de alma.

Impregnadas de locura
esas frases enlazadas,
que de amor o de cordura
poco a poco son volcadas.

Pedazos de pensamiento
que elucubra un cerebro
durante un instante envuelto
en el velo siempre inquieto
del amor y del encanto.

O el temor del desamor
que en oscuro encuentro
hace crecer el dolor
y clamar al corazón
sin descansar un momento.

Música de palabras,
sentires y pasiones
que se vuelcan al decir
esas frases enervadas,
enlazadas cual cuerpos
de amantes muy sutiles,
en la noche de su encuentro.

Donde ciegos de placeres
y de sueños, solo atienden
los impulsos de sus ruegos.

Pasión incontrolada
la de escribir palabras,
necesidad del alma
o tal vez del ego,
con eterno desespero
de ideas por surgir.

Canta, bardo, canta,
en tu canto no escondas,
como el polvo las alfombras,
tus sentimientos y el latir.

potroviejo

viernes, 14 de septiembre de 2007

ENTREGA CON MIEDO

Cuando la niebla se disipa
y aparece el sol de la mañana,
me pregunto cuantas heridas
traerá el alba.
No le tengo miedo al dolor,
que te forma y te agranda,
le temo más al candor
del pétalo que resbala,
dejando su aroma en la piel
posando su piel en mi alma.
Si el pétalo de esa flor
con su olor me embriaga,
si nubla mis sentidos
con su fragancia,
aumentando mi locura
agrandando mi esperanza
y me muestra ese camino
que soñando anhelaba,
Tiemblo como hoja
tiemblo como rama,
pensando que quizás
no sea flor cercenada,
sino rosa con espinas,
con espinas camufladas,
que al resbalar por mi mano,
en mi mano son clavadas
y desangran poco a poco
este cuerpo que temblaba.
Amor, bálsamo de agua,
del aroma de la flor
de la espina enarbolada
yo me entrego aun con miedo
yo me entrego a tu mirada.

potroviejo

AMOR Y SILENCIO

Cantos añoro de viejos cuentos,
las páginas rasgadas
los colores yertos.

Algunas palabras suspenden el tiempo,
otras en cambio avivan su fuego,
sonidos cálidos en mi cerebro,
momentos tranquilos que como viento
airean el alma y el pensamiento.

Sonido de una campana lejana,
amor que yace en el lecho,
desnuda se muestra sin secreto,
la piel como entrega,
los labios abiertos.

Desciendo a la profundidad de su mirada,
que pausada reclama, amor y deseo,
poso mis labios, en sus labios abiertos,
mi mano en su mano,
mi pecho en su pecho.

Y no suena ni una palabra,
que el gesto reclama
amor y silencio.

potroviejo

ALGUNAS VECES

Aunque algunas veces
la memoria me traiciona,
los sueños se emborronan
y los deseos se confunden.
Aunque algunas veces
no soy más que una pantomima
de mi propio ser,
grotesca y retorcida,
con un gesto de papel.
Aunque algunas veces
quisiera cumplir esa esperanza
que huyó de mí,
perdida en la bruma
de mi mente atormentada,
cansada de esperar
el siguiente amanecer.

Grito al cielo...
vacío de dioses comprensivos,
y mi garganta se desgarra,
en un alarido.
Perdido en el olvido
de cualquier recuerdo humano,
mi espíritu cabalga a horcajadas
sobre el lomo estremecido
del corcel de la desesperanza.
Si una lágrima saciara
mi carencia húmeda
del vital flujo acuoso,
lloraría años gustoso,
pero hasta las lágrimas
son saladas.

potroviejo

NO VOLVERÉ

No volveré a escribir bellas palabras,
no cantaré más veces al amor,
vaciaré el cajón de los sueños,
limpiaré el armario de delirios.
Cuando la luna asome con su luz llena
esconderé mis ojos tras los párpados.
Sellaré mis labios para que no besen,
volveré mi corazón de piedra.
Olvidaré los momentos de pasión,
no rozaré tu cuerpo nuevamente,
y tus labios, enorme tentación,
se borraran de mi memoria.
Vaciaré mis venas de la sangre que circula,
para que no quede un resquicio
de candor, ni de ternura.
Con mi cuerpo vacío y desprovisto
de toda sensación,
lo dejaré secarse en el olvido,
esperando que un buitre amigo,
de él, de buena razón.

potroviejo

MUERTE

Entre las piedras de aquel cementerio,
recordando los cuerpos que hoy yacen muertos,
estatuas frías, flores marchitas, grandes silencios.
Seres que fueron palabras y movimiento;
amores enterrados;vidas de otros tiempos;
sueños que acabaron, en sueños ciertos;
esfinges y lápidas de puro cemento.
Paseo entre almas que seres fueron,
hoy cenizas o apenas unos huesos,
suspiros de cuerpos, cuando las mentes
recuerdan y añoran los muertos.
Silueta del viejo ciprés, que siempre allí serio,
vigila la sombra que cubre el silencio.
La muerte no es dama de negro encuentro,
solo es un sueño que se sueña despierto.
La muerte es distancia y perder el recuerdo.

potroviejo

jueves, 13 de septiembre de 2007

CERRE LA PUERTA (ClosingLisboa - Agosto 2007)


Cerré la puerta de los recuerdos,
para mirarte.

El peso de aquel sueño roto,
fue nube que se llevo el viento.

La paz me invadió;
la inocencia volvió a mis ojos,
y a mi sonrisa.

No fabriqué otro sueño;
solo me senté a respirar
el aire de la noche junto a ti,
mientras las horas
pasaban placenteras,
y algunas palabras huían desgastadas,
porque, otras, tenían su propio latido.

Aquí estás, cercano, duro y tierno,
como yo que, desnuda de velos,
me doy tal como soy.

Closing Lisboa
Agosto 2007

martes, 4 de septiembre de 2007

RONDA A UNA DAMA ALEJADA ( Rimbaud - Septiembre, 2007)


Hoy, he presentido el futuro incierto de mi vida
mientras recorría estos caminos donde antes
jugaba alegre, en mi pronta juventud perdida;
y revivido, en semblantes apenas recordados,
los tiempos que no se hallan ahora presentes,
transformados en imprecisos rictus olvidados.
Pero, dejémoslo, que ya lo doy por mal perdido.
Veo que, lo que fuera sentimiento, es rechazado.

Me han acercado a tus puertas, muy fogosos
de un potranco, los pasos bravos, prolongados.
Soportando mis doloridos pasos presurosos,
aún recorro senderos de guijarros aguzados
y mil poemas, que relatan amores venturosos
mientras busco sonidos armónicos, recitados
con hilos de voz que ansían parecer hermosos
tejiendo, entre suspiros, los deseos anhelados.

Noble bruto que al llegar al recinto rebullía,
desmontando al jinete impaciente y agitado.
Una luz suficiente: una ventana y una bujía
que portaba sombras fantasmales al terrado.
Mas, no era a los fantasmas a quien yo temía,
sino a tus ausencias, y a tu mirar tan alejado.
A que me ignoraras deliberadamente, tan fría
como si no suscitara en ti ni un gesto amado.

Cuando hoy, en el pétreo quicio de una puerta,
embriagado por los rumores de la tibia noche,
a la sombra de una terraza florida, engalanada,
descabalgo, como un muñeco, ante el porche
de la casa donde moraba mi dama, la adorada.
Ante el ventanal, que refulge como un broche,
alzo al cielo turbio y a la luna gris una mirada;
cursando ardientes reclamaciones sin reproche.

Una luz, es el fanal de una ventana entreabierta,
adornada de magnolios y de rosas encarnadas.
Una puerta de madera, dispuesta y casi cerrada,
y las cortinas, medio descorridas o desveladas,
darán paso a tu presencia esquiva y silueteada.
No puede ser un caballero tan herido por lanzadas,
desdenes, juegos y risas de chanza intencionada;
flores con espinas de silencio y esperas desairadas.

No ruegues a Eros, dios del querer, que no te ame
ni des negligente quejumbre al lucero que te excita;
aunque, en silencio y ausencia, la pasión te llame.
Escucha a solas la voz del corazón, que te suscita
que la pujanza de tu emocionalidad venal se inflame
con la vehemencia de ardor carnal con que te invita.
Nunca pienses que rendirse a gozar es cosa infame
cuando, a tu candoroso oído, un poeta cantor recita.

Mis agudas baladas, te reclaman en su contento;
y el agua, deslizándose por arroyos rumorosos,
sortea la verdeante piedra gris del pensamiento
y brota en caudal del seno de tu pozo venturoso.
Es inevitable que no quieras domar tu sentimiento.
Sin pedirlos, vendrán momentos muy hermosos
en que el amor te alcance en ardoroso intento
sumergiéndote en un manantial fluido y gozoso.

Por mucho que algunos te trastornen la cabeza,
alumbrarás de tu redondo vientre la conciencia,
tomando la plenitud de tu sentir y su fiel belleza;
todo aquello que no conseguirá nunca la ciencia.
He amado siempre el excitable ardor de tu fiereza
disfrazada de voluptuosidad, e inquieta paciencia,
haciéndome desesperar en el deseo de tu terneza
hasta alcanzar el árido recelar de tu inclemencia.

No podrás jamás, niña dorada, evitar reflejarte
en el lago azul de los cisnes que aún palpitan
a la vista de alguna de mis estrellas titilantes;
O que, reflejos de luna, en el agua se derritan.
En la sombra del jardín, oculto mi yo galante,
y los versos de frases ingeniadas que recitan
lo que no puedo jamás reprimir de mi talante.
Los recuerdos, de fogosa excitación, no evitan
que pueda ansiar tu blanca piel besar constante.

Abrid de una vez la balconada a quien declama.
Dejad que entre el soplo del amor en los adentros.
Hacedme lugar junto a las sedas de vuestra cama.
Ved que vivir es mi motivo y razón de sufrimientos,
y mi pasión, es un placer reclamado de plena gana.
Al pie de la luna, subyugado a los propios vuestros,
os ofrezco dejar tendido mi gorro de plumaje grana
como tributo de un hombre feliz, al amor presto.

Rimbaud

sábado, 25 de agosto de 2007

A Juan Manuel Serrat

Apareces
y esa voz, la bondad
en la mirada de ojos tristes y la sonrisa,
rompe el velo del olvido,
irrumpe trayendo olores, ambiente
y añejos sentimientos
con ese sabor a chocolate
del más fino y dulce bombón.

Sentada en la escalera del patio
una tarde entre las de mayo,
yo cantaba las declinaciones latinas,
la enredadera jugaba entre mis piernas,
tus olas susurraban mis oídos
y deseé a mis once años conocer ese mar,
“porque tú naciste en el Mediterráneo”.

La incertidumbre de adolescente,
¿qué hacer?
y me presentaste a Machado
entre juegos de palabras,
que solo el tiempo me hizo comprender:
“…caminante no hay camino,
se hace camino al andar..”

Mis lágrimas han sido acompañadas
por esa “Balada de otoño”
que no puedo cantar sin llorar
ni estar mal sin cantar.
“..qué por una sonrisa, doy todo lo que soy”.

Y “cumplí veinte años”
con un “pobre poema de amor”,
aprendí a entender en catalán
“sencillas palabras de amor”,
me emocionaste en mi vida
como hija y como madre con:
“qué va a ser de ti lejos de casa,
nena que va a ser de ti..”
Y canté, “...para la libertad...”
contigo y otros poetas.

Mas no sé si podré perdonarte
que me descubrieras y …¡chivato!,
lo publicaste a los cuatro vientos...
..”Te levantarás despacio,
poco antes de que den las diez
y te alisarás el pelo..”

Gracias por ser
una de “aquellas pequeñas cosas,
que me dejó un tiempo de rosas…”.
Y sigue sorprendiendo como juglar
mis sentimientos, mi vida,
y se siempre ..”un árbol talado
que retoña y aún tiene la vida..”.


Sol (Mujer de Rojo)

miércoles, 22 de agosto de 2007

CADA EQUIS TIEMPO (Rimbaud - Agosto 2007)



Cada equis (incierto tiempo,
aunque nos aflija el temor
de no aceptar el misterio);
anegados por un frío dolor,
debemos ir al cementerio
en algún penoso momento.

Y ha ocurrido esta mañana,
en que las flores marchitas,
amustiadas por los olvidos,
eran unas opalinas sonrisas
abandonadas en sus retiros,
soñando otra luz temprana.

Anteayer, en luna creciente,
con fatiga y ronca amargura,
nos abandonó en un suspiro
el que ansiaba otra luz pura:
La conciencia de un amigo
que aún tenemos presente

Ha sido profunda la herida
que le ha infringido, feroz.
Y, quizá, con buena suerte,
por un desenlace tan veloz,
le ha devorado la muerte
que se nutre de otra vida.

Estuve un rato a su lado,
separado por el cristal
que apartaba su silencio
del triste abrazo global,
de los abrazos, lamentos,
y del llanto derramado.

Tan serio, sus ojos dormidos
entre las floridas coronas
encintadas con memorias...
Muy adecuado a sus ganas
de disfrutar, sin más gloria,
que el amor de sus amigos.

Deserté de la sala privada
y volví a sentir la vida latir,
viajando por aires y soles;
y a los pájaros, con el batir
de aleteados temblores
en pos de la tierra perdida.

Esta mañana temprana,
entre senderos de lodo,
hemos hecho el camino
hacia donde queda todo
embarrado y sin destino;
rota la esperanza vana.

Hoy, todavía es verano
y, por la gracia del cielo,
vuelan abejas afanadas
entre flores de terciopelo,
y hojas, de agua perladas,
que rezuman en la mano.

En un lugar del Campo Santo,
con nichos, de planas losas
escritas con nombre propio,
estaban, algunos, con rosas,
de las que se hacen acopio
en jarrones de ancho canto.

Poblados lugares desiertos;
cuidados campos de hierba
por ángeles de dura piedra;
y una saturación de santos
medio ocultos por la hiedra,
adornando hogares muertos.

Enfrente de nuestra mirada
queda un bosquecillo oscuro,
que está siendo desbrozado
para alzar algún otro muro
donde dejarnos encerrados
cuando vayamos a ser nada.

Ya no trabajan las palas
que antes abrían zanjas.
Ahora están conformados
los paneles y las franjas

que nos tendrán apilados
en cajuelas enterradas.

El aroma de los cipreses
difunde efluvios livianos.
Las nubes hisopan lluvia
sobre los pocos cristianos
congregados por la curia,
como fieles feligreses.

Veo una mirada limpia
de un cura, sin sotana,
que pasa, solemnizando
ceremonias, la mañana;
según se van enterrando
los muertos de cada día.

Me lío en conversaciones
acerca del tema esotérico
sobre el imaginario cielo
y del porvenir materico
lejos del polvo del suelo;
no acordando conclusiones.

El infierno o el purgatorio,
para lavar muchas culpas,
nos sugiere como destino
quien, pidiendo disculpas,
se asemeja en el desatino
a un nuevo Juan Tenorio.

Me cuesta mantener la Fe
de las virtudes cardinales.
En lo que respecta a vivir,
somos como los animales
a los que les toca el sufrir,
y nunca sabemos porqué.

Con sentencias rituales,
y unos rezos musitados
de forma casi inaudible;
con los rostros enlutados,
firman testimonio ilegible,
varios testigos formales.

Abrazamos a la triste mujer
que envía al amado ausente
una larga mirada, apenada,
con ojos que ya están secos;
aunque llore desconsolada
porque más, no cabe hacer.

Crucificando el cuerpo
con la señal de la cruz
y la frase de una verdad:
“En el nombre de esa luz
Padre, hijo y la Trinidad,
entrego a mi amor muerto”.

A lo lejos, las aeronaves,
pintadas en plata y azules
ponen rumbo al Oriente.
Meciéndose entre nubes,
buscan al astro luciente,
tal suelen hacer las aves.

Todos elevamos las miras:
los animales que sueñan;
los artilugios que ascienden;
los anhelos que suspiran;
los creyentes y penitentes
que quieren curar heridas.

Lanzo una mirada al suelo
olfateando la tierra, atento.
La lluvia aún no ha cesado,
y tiene un olor de fermento
que el sol no ha evaporado
y va ascendiendo al cielo.

Entre rasgones nubados,
entran ráfagas de fuegos
dando su color al duelo
de oraciones y ruegos,
que traducen el anhelo
de los seres desterrados.

Mientras, silente, repito
palabras sin gran sentido
y, por el uso, aprendidas;
contemplo, de mi amigo,
la imperturbable partida
hacia un destino infinito.

Refulgiendo al nuevo sol.
sobre tumbas en reposo;
como polvo de diamante,
fluyendo lento y viscoso,
dejan su rastro brillante
las babas de un caracol.


Rimbaud

sábado, 18 de agosto de 2007

COSAS DEL AZAR (Closinglisboa, Agosto, 2007)

En acorde de risas, ahuyentamos la melancolía;
hablamos de la vida privada de vida;
del pasado que, agazapado en cada gesto,
siembra maleza entre descuidos
que, al florecer, apresa y paraliza nuestros deseos.

De poco sirve ordenar en un álbum
los días en que quisimos detener el tiempo,
o descorrer despacio las cortinas del fracaso.

De poco sirve mirar cada detalle, con ojos de miope,
para buscar verdades que partieron, en trenes olvidados,
hacia oscuros reinos en la medida justa de sus carencias.

¿Cómo sobrevivir entre tanto lodo?
¿Cómo escapar de la sombra del silencio y de la soledad?

Siempre al azar, contestas:

“Es el instante, la circunstancia inesperada
que te llena de luz;
la mirada cómplice de anónimos amantes
que, en una esquina y sin palabras,
dicen, ante tus ojos, cuanto se aman”.

La sencillez del momento y su belleza,
es quien hiere y rasga tu dolor
para acercarte al refugio de tus días;
a los frutos colmados y visibles;
al tintineo de la esperanza
y a su repetida cadencia en tu corazón.

Cualquier día,
el fuego quemara la maleza
y la vida empezará de nuevo.

Closing Lisboa

jueves, 16 de agosto de 2007

HOY HE VISTO EL AMOR ( Rimbaud 16.Agosto.2007)

Como si fuera una sencilla fechoría que trama un inquieto niño, lo he visto, os lo juro que, astuto, ha desvelado una sola mirada, a través de la venda sedosa con que cubre sus ojos, el diosecillo que aventura destinos sin querer conocer los resultados del azar.

Estaba, oculto tras una negra farola, utilizándola como disfraz; tensando, sigiloso, un fino arco fibroso, trenzado con emociones, cubriendo su desnudez, portando a su espalda un nutrido carcaj, aprestándose a lanzar sus flechas sobre una pareja en relaciones.

Dándose cuenta de mi presencia, me ha hecho un guiño confiado. Ha acertado con dos dardos a las accesibles figuras de la pareja. Charlaban solamente pero, al sentir sus cuerpos ensartados, han comenzado a besarse, en una guerra de amor que comenzaba.

Y, sin desviar ni un momento de sus ojos el ardor de sus miradas, no han dado tregua ni reposo a la ambición ansiosa de sus bocas enredándose en un intercambio de caricias húmedas y dedicadas; un sin fin de arrumacos, que aproximaban sus almas como locas.

Ha sido un veneno de amor, rápidamente expandido por sus entes, que les ha hecho apartar a un lado sus quizá obligados menesteres, cosas que hacen los hombres de pretenciosos negocios importantes; cosas que hacen en sus costumbres, laborales o caseras, las mujeres.

No quiero decir que el mundo se haya detenido para observarles, creo que el secreto de su ávido amor, solo a mí me han reservado, nadie más, de todos los que circulaban, se ha parado a mirarles. Yo, por supuesto, he custodiado el secreto por Cupido confiado.

Para mí, que el suceso ha llegado a durar cuanto lo necesario alcanza, en lo que he permanecido quieto, casi distraído, evitando molestarles, sin dar ni un paso que me llevara a invadir el recinto de su confianza, ni atreverme a hacer expresión alguna que pudiera llegar a disturbarles.

Quizá el don de la mixtura del amor sea de natural fugaz: una llamarada; pero, durante tiempo indefinible, se han mantenido juntos por las manos, y, cuando estas se han desunido, han continuado unidos por sus miradas, ya que, con sonrisas, mantenían la conciencia de sus cuerpos enlazados.

Al fin, tal vez adivinando que nunca llegarían a lograr a ser en su sed saciados, o porque, en algún momento hayan percibido otra situación, han determinado desanudar el prieto engarce de sus brazos enmadejados, cesando el empuje, para forzar un límite a la brusca intimidad de su pelea.

Al reemprender ambos su camino en direcciones opuestas, alejándose, los rostros de ambos se han iluminado con una risa íntima, amplia y ensoñada. Una y otra vez, se volvían los dos sin cesar en su alegría, para no dejar de mirarse, confirmando el hecho de que el tiempo y la distancia no significan nada.

He observado mi reloj para calcular si pudiera llegar a casa a la hora en la que esperaba recibir una llamada, dado el tiempo consumido. Me he dado cuenta, no sin gran sorpresa, la inexistencia de demora; las agujas, tan presurosas, se habían parado en su circular recorrido.

Por lo que he visto, existen situaciones todavía inexplicables: que yo haya tenido estas visiones y que el tiempo no hubiera transcurrido puede ser que sea fruto de mi imaginación: un simple cruce de cables.Pero afirmaría, si me queréis creer, que esto ha sido cosa de Cupido.

Ese diosecillo mitológico, con cara de niño caprichoso y travieso, que templa furias y humores tornando entes vulgares en sutiles bardos, que hace brotar pasiones intensas en quien se someta dulcemente al tibio beso, víctima de la rara cualidad de los filtros de amor en que empapa sus dardos.

En el lugar donde reflejo la experiencia de uno de mis días, me doy cuenta, al tratar de contar sencillamente esto que revelo, y como tengo observado en muchísimas ocasiones, os confirmaría que, tras engendrar tan sutil efecto, se esfuma, sin dejar rastro, el tunante arquero.

Rimbaud

miércoles, 15 de agosto de 2007

NO VOLVERÉ

No volveré a escribir bellas palabras,
no cantaré más veces al amor;
vaciaré el cajón de los sueños,
limpiaré el armario de delirios.
Cuando la luna asome con su luz llena,
esconderé mis ojos tras los párpados.
Sellaré mis labios para que no besen,
volveré mi corazón de piedra.
Olvidaré los momentos de pasión,
no rozaré tu cuerpo nuevamente,
y tus labios, enorme tentación,
se borraran de mi memoria.
Vaciaré mis venas de la sangre que circula,
para que no quede un resquicio
de candor, ni de ternura.
Con mi cuerpo vacío y desprovisto
de toda sensación,
lo dejaré secarse en el olvido,
esperando que un buitre amigo,
de él, dé buena razón.

potroviejo

martes, 14 de agosto de 2007

RAPIDO, FUGAZ Y VELOZ ( Lone Star 14.08.2007)


Rápido, fugaz y veloz;
apenas se deja ver,
en vuelo tan deslumbrante,
lejano y, a veces, rasante.

Me confunde su visión.
No llego a comprender,
si es realidad o espejismo.
Mil en uno, o uno en más.

Qué complicado escenario.
Se construye, se interpreta,
se imagina, se confunde.
¿Se utilizan marionetas?

¿Cuál es el fin, cuál la meta
de tan torcidos afanes?...
¿Qué se busca, qué se gana;
qué se obtiene de esos planes?

Veo efímeros destellos,
que ora brillan, o se apagan;
para desconcierto de mi alma,
que no sabe a qué atenerse.

Me siento a veces desvariar,
acertar o equivocarme;
dudar tanto y arrepentirme.
¡Querría ver claro... y no errar !

Lone Star

jueves, 9 de agosto de 2007

ALGUNAS VECES

Aunque algunas veces
la memoria me traiciona,
los sueños se emborronan
y los deseos se confunden.
Aunque algunas veces
no soy más que una pantomima
de mi propio ser,
grotesca y retorcida,
con un gesto de papel.
Aunque algunas veces
quisiera cumplir esa esperanza
que huyó de mí,
perdida en la bruma
de mi mente atormentada,
cansada de esperar
el siguiente amanecer.

Grito al cielo...
vacío de dioses comprensivos,
y mi garganta se desgarra,
en un alarido.
Perdido en el olvido
de cualquier recuerdo humano,
mi espíritu cabalga a horcajadas
sobre el lomo estremecido
del corcel de la desesperanza.
Si una lágrima saciara
mi carencia húmeda
del vital flujo acuoso,
lloraría años gustoso,
pero hasta las lágrimas
son saladas.

potroviejo

martes, 31 de julio de 2007

EL CRISTAL ROTO ( Lone Star ) 31.07.2007



Fino, frágil, delicado, cristal transparente y brillante, roto en mil pedazos, hecho añicos imposibles de recomponer.

Pieza única, finísima, que siempre producía el temor y, a la vez, el convencimiento, de que acabaría rompiéndose algún día.

Era preciso tratarla con sumo cuidado, con delicadeza y buen tacto, sujetándola con firmeza y dulzura, y con amor.

Porque, igualmente, por una presión fuerte, podría resquebrajarse, objetivo opuesto al que se pudiera pretender...

Cómo, al sostenerla con los dedos, apenas rozándola con tanto cuidado, podría resbalar, caer... y deshacerse.

Casi podría decirse que estaba predestinada a romperse. Era demasiado frágil; se adivinaba que sucedería de ese modo.

Un objeto, tan vulnerable a la ruptura, no podía estar en los mismos lugares, ni tratarse como a otras piezas más resistentes.

Luego, sucedió lo previsible: se hizo polvo; un polvo de cristales luminosos, que seguían reflejando la luz intensamente.

Ahora, en lugar de tener su entera forma de cristal, tengo una bolsita transparente, con miles de minúsculas y brillantes partículas.

Es mi cristal precioso y preciado, ahora destrozado y convertido en un simple puñado de polvillo centelleante, del que nunca me desprenderé.
Lone Star

viernes, 27 de julio de 2007

MIRAME A LOS OJOS ( Rimbaud) 27.07.2007


Mírame a los ojos,
y si encuentras un carbón encendido
entre las cenizas,
sopla con tu boca de tormenta,
expulsa el aire pleno de tus angustias
y prenderás una tenue llama cálida
en la sima de mi corazón.

Mírame a los ojos.
La frontera de la discreción se resquebraja;
me asaltas con tu luminosidad
y no puedo, ni quiero, defenderme
del brillo agudo de esas lanzadas de amor
que pugnan por atravesar mi prudente escudo.
No tengo otro recurso que rendirme,
y entregarme, vencido, al disfrute de tus sueños.

Mírame a los ojos.
Si sostienes la mirada,
verás mi horizonte:
es gris luminoso y con brillos
de luna argentada.
Allí puedes conducir tu barca
de blancas velas.
Allí puedes dirigir tu alma.

Mírame a los ojos
y, si puedes ahondar en mi pensamiento,
deslía la urdimbre de mis temores,
suelta los nudos enredados de las dudas
e hila una madeja de sensaciones
para tejer un tapiz salpicado de ilusión
que adorne la aridez de mi futuro.

Mírame a los ojos.
Todo es posible si me miras;
incluso que te pueda ver
reflejada en el cristal de mi cristalino,
acicalando tu inacabable hermosura,
bañándote en el mar salino de mis lágrimas,
sumergida en la profundidad de mis besos.

Mírame a los ojos.
Y te ruego no repares, con curiosidad,
en la textura frágil de mi cuerpo,
deformado por las heridas de la edad.
No consideres mi maltrecha fortaleza;
tan solo, disculpa mi imperfecta forma de querer
y mi deseo de amarte.

Rimbaud

miércoles, 25 de julio de 2007

SUAVE

Suave como seda
mi dolor descansa,
mientras el tiempo no ceda
mi alma se cansa.

Preñada de deseos,
sujetar la esperanza,
resulta vaga andanza
con sus aleteos.

Un sueño que salta,
una mirada perdida,
dirigida a la querida,
perdida en nubes altas.

Vuelo cautivo
que rememora la vida,
mirada abstraída
perdida en el olvido.

En el onírico vivir
la vida pasa
dejando la existencia escasa
y próximo el morir.

potroviejo

ALMA

Alma, quiere ser alma,
sin darse cuenta soñaba
en lejanos pensamientos,
que en su sueño adoraba.

Alma, quieres ser alma,
sin barreras y sin trabas,
volando en altos cielos
escalando nuevas montañas.

Alma, quiere ser alma,
atrapada a la palabra
que del gesto está privada,
añora la condición humana.

Alma, quiere ser alma,
y descender de sus cielos
a la tierra mundana,
buscando su cuerpo

Alma, quiere ser alma,
y notar como una lágrima
resbala por su mejilla
mojando su cara.

Alma, quiere ser alma,
dejar de ser soñada,
fundirse en un abrazo
poder ser amada.

Alma, quiere ser alma.

potroviejo

AMOR Y SILENCIO

Cantos añoro de viejos cuentos,
las páginas rasgadas
los colores yertos

Algunas palabras suspenden el tiempo
otras en cambio avivan su fuego,
sonidos cálidos en mi cerebro,
momentos tranquilos, que como viento
airean el alma y el pensamiento.

Sonido de una campana lejana,
amor que yace en el lecho,
desnuda se muestra sin secreto,
la piel como entrega,
los labios abiertos.

Desciendo a la profundidad de su mirada,
que pausada reclama, amor y deseo,
poso mis labios, en sus labios abiertos,
mi mano en su mano,
mi pecho en su pecho.

Y no suena ni una palabra,
que el gesto reclama
amor y silencio.

potroviejo

jueves, 5 de julio de 2007

NUBES DE CRISTAL

Algunas veces viajo por las frágiles nubes
de cristal de mis pensamientos perdidos,
en lejanos mundos, tan distintos a éste,
que diríase que no existen.

Sin embargo estos mundos, perdidos
entre las brumas de un destello,
de deseo contenido y continente,
devuelven un amor latente.

No contienen odio ni rencor,
tan solo dosis de dolor ajeno,
porque hago mío el sufrimiento
de sus campos de grano y heno.

Mi amor no quiere, tan solo siente,
y por ser sentimiento y no deseo
su etérea forma se desvanece
en el cotidiano devaneo.

potroviejo

SUEÑO CONTENIDO

Los pasos perdidos de mi memoria
apenas recuerdan los pliegues del tiempo,
Se me hace un nudo en la garganta
escuchando esa música que trae
imágenes y sueños.

La cara de niño atento al acontecer,
el adolescente cambiante,
el adulto ciprés.

El viajero tiempo,
hace un guiño al cuerpo,
dejando en surcos marcado
cada historia y cada momento.

Paloma que al volar fue,
sueño contenido
que se sueña después.

potroviejo

sábado, 30 de junio de 2007

A CABALLO

Me gustaría ser caballo,
para no reprochar nunca.
Me gustaría ser caballo,
para llevarte sobre mi espalda.
Me gustaría ser caballo,
para serte siempre fiel.
Me gustaría ser caballo,
para pasear a tu lado.
Me gustaría ser caballo,
y por tus piernas estar montado.

potroviejo

SEDIENTO

El día sediento se siente
las horas transcurren
monótonas y continuas
la palabra callada
el alma colgada
en una esquina.

Una mirada furtiva
que atisba un paisaje,
como el día sediento
distante en la lejanía.

Trago saliva.

potroviejo

ESCRIBO


Tiempos de cambio llegan,
solo me enfrento a ellos.
Nace una nueva mañana,
para mi tiempos ciegos.

Escribo con el alma
pero no para los perros,
que hambrientos se tragan
todo lo que cae cerca de ellos.

No digieren las palabras,
ni digieren sentimientos,
solo tragan y tragan
sin saber sacar de aquello,
ni aromas, ni paladares,
solo excrementos.

Escribo para los ojos
que leen siempre atentos,
ni sueños, ni vaguedades,
ni ilusiones, ni tormentos,
tan solo realidades
que cruzan como el viento.

Escribo para las mentes
abiertas a otros cuentos,
que entre líneas y frases
saben entender aquello,
que contienen las palabras
que se encadenan en el verso.

Escribo para el sentido,
sensible del sentimiento,
para aquellos que en silencio
dicen algunas veces,
más que yo en cien versos.

Escribo para ti,
si es que has leído esto,
y al final del poema has encontrado
un sentido a lo aquí expuesto.

Tiempos de cambio llegan,
pero no estoy solo ante ellos,
nace una nueva mañana
y la luz ilumina el cielo.
potroviejo

martes, 5 de junio de 2007

CON LOS BRAZOS EN CRUZ



Con los brazos en abierta cruz
respiro el último aire de la noche.
Hace rato que me llama el silencio,
tocando mi hombro agudamente,
como las uñas de un pájaro furtivo.

Frente a mí, luce un foco intenso.
Como en un interrogatorio policial,
¿qué estas haciendo? - me digo.
Mientras, a través de ligeras cortinas,
se filtra la clara e intensa luminaria.

Y no sé que puedo contestarme;
enfrente ya no tengo casi nada:
esa única luz que me deslumbra
y puedo musitar unas palabras:
un posible adiós, o un hasta pronto.

¿Qué puedo hacer con la vida?
Siempre he creído que era mía,
y veo que se me va gastando
como la tierna cera de una vela.
fundida por el calor del tiempo.

He llegado a esta edad algo lejana
donde avisto una borrosa frontera:
el panorama de otra parte de la costa,
al lado de un mar que parecía eterno,
y que he sentido el temor de cruzar.

Al que he temido desde siempre,
aunque me esperaba ahí, paciente,
a que tomara los remos de mi barca,
empujándola a flotar sobre el agua
para tomar el rumbo de las estrellas.

No tengo más recurso que navegar
en ese líquido mar de desencuentros,
donde cada ola es un obstáculo a salvar
esforzado, estando obligado a arribar
a la lejana orilla desolada de la nada.

Estos días he pensado mucho en mi muerte
¿Cómo será? ¿Cómo vendrá? ¿Con qué dolor?
Y me ha suscitado un gesto de indiferencia.
Cuando resuene el bronce de la campana,
ya nada habrá que hacer, y estaré dispuesto.

Hacerse mayor es concebir la evidencia
de un hecho que nos llega con la vida.
Puedo leer en el interior de mi conciencia
que cada ser vivo es un previsto muerto,
desde que le toca la aventura de nacer.

Entretanto, me queda algo que cumplir:
aprovechar la ruda fuerza de mis manos;
continuar en esta labor de esfuerzo vano
para generar, al menos, alguna cosa bella,
que salvar de la voracidad de los gusanos.

Sé que todo suena a demasiado triste;
pero la melancolía me está atacando
hundiendo en mi pecho su agudo sable.
Y es que llevo, estos días, sumergido
en una profunda tristeza insondable.

¿Qué haré con el resto de mi vida?
Hoy me siento un tanto miserable.
He decidido que debo trabajar más,
y llenar mis días con lo mejor hecho,
ya que alcanzar gloria es improbable.

Así, cuando deba, entregaré el pecho
vacío de todo lo que haya generado
y nadie podrá devorar lo ya creado
porque ha salido de mi ser, ya hecho
forjado material, labrado con trabajo.

Lo dejaré en mi testamento emocional,
a mi mujer, hijos, y a mis hermanos
para que recorran, con dedos cariñosos,
las pinceladas que estuvieron trazando
despacio, los ágiles toques de mi mano.

Ese será mi mensaje y legado póstumo:
algunos versos que tengo por aquí,
abandonados sin orden ni concierto;
como estos que escribo a quien quiero
como si siempre lo hubiera deseado.

No deseo ni puedo abrir ahora los ojos,
así que no sé cómo será mi ortografía,
porque escribo al tacto sutil del ensueño.
Creo que ya mi alma no tiene otro dueño
que la inútil desesperanza de esperar.

La puerta de hierro, comienza a cerrarse
con su lento abatir de madera y hierro.
Al fin y al cabo, vivimos en un encierro;
una jaula de pájaros con muchas cosas;
un cofre de recuerdos vitales disecados.

La mente es un secreto rincón privado;
archivo gigante de memorias anidadas.
Un almacén discreto, repleto de objetos,
que ansiamos, obsesivos, conservarlos,
como entierra su hueso cualquier perro.

En un pensar y un existir, desorbitados,
por no saber qué decir en la última hora
en que aceptemos irnos, sin mirar atrás,
admitimos que los objetos sean reunidos
con los que otros dejarán abandonados.

Se esfumarán voces de ajena compañía.
el último autobús, el taxi que iba vacío,
al que paramos para volver a refugiarnos.
El semáforo verde, que aguardábamos
a que nos diera el paso hacia la vida.

Por no saber qué decir, a última hora
en que debamos dejar sin mirar atrás
todo esto que nos ha llenado cada día:
Creo que mi alma no tiene ya otro sueño
que la inútil esperanza de no esperarle.

De todo lo que permite que existamos,
algo habrá, no imagino donde ni cuando,
o a lo que podamos acogernos algún día.
El portal de la vida, acabará por cerrarse
bruscamente, a golpe de madera y hierro.

Pero no poseo la virtud confiada de la fe
ni he regado la otra flor de la esperanza.
Es que tengo el alma yerma de cosechas.
No me punzan el corazón los dolores
remordientes de tener otros amores.

Cómo se puede vivir sometido en porfía
con la tibia creencia de cualquier utopía.
Lo que me inculcaron en el lejano pasado
en este momento no tiene la menos valía,
es un lastre en mi carel que no compensa.

Solo me reitero en un simple pensamiento:
Si no recuerdo nada antes de mi nacimiento,
¿porqué creer que, después, habrá otro día?
De un vacío de consciencia provenimos,
y a un estado de inconsciencia llegaremos.

Cuenta el hoy, y el ahora, este fugaz momento
y siento no tener ganas de escribir con alegría;
pero estoy tratando de no acabar ahogándome
en el oscuro y agitado mar de esta melancolía.
Lo siento, lo siento, de verdad. Lo siento tanto...

Rimbaud

miércoles, 16 de mayo de 2007

TXIKI





Quisiera no tener que llorar, pero no puedo.
Está en mi íntimo deseo pedirte perdón,
por mi forzada condición de verdugo,
besando tu frente agrisada, blanca y dura
y rascando tus tiesas orejas con ternura.

Hoy te he dejado y, hoy, tú a mí me dejas,
tan solo como jamás hubiera esperado.
Antes de apurar las últimas primaveras,
he visto tu lento acabar y, en esa espera,
te consolaba acariciando tu pelo de seda,
que había encanecido, en armonía conmigo.

He cardado la lana gris que te daba abrigo
poniendo entre mis rodillas tu gran cabeza;
refugio habitual en que te has protegido;
lugar donde solías beber de mi cerveza
lamiendo, dócil, la mano que te alimentaba.

Tu nombre ha quedado, mordido en mi alma
sin haber podido anestesiar mi sentimiento.
Torpes y remisos, hemos cubierto la jornada
hasta el lugar de este odiado desencuentro.
Hemos llegado, flaqueando, al aséptico servicio
donde te han puesto a dormir, sin sufrimiento.

No tengo tu correa, ni guardaré otro recuerdo
que la ilusión de tenerte conmigo en un futuro,
en el que imagino caminar para siempre juntos.
Mis manos rozando tu piel, cruzándonos miradas;
yo gritando con voz destemplada y tú, tan terco.

Pastor inquieto, que desplumaba almohadas;
el capricho de la vida, hizo que te ayudara
y, finalmente, has acabado salvándome a mí,
animándome, con juegos apremiantes, a vivir.
No he tenido mejor amigo, rudo, fiel y travieso
compañero, con quien aliviarme del cansancio.

Has sido guardián paciente de todas mis ausencias,
de búsquedas angustiosas e intranquilas esperas,
olfateando anhelante mi regreso y mi presencia.
Estos quince años los has llenado de experiencias,
de divertidos juegos, saltos, cabriolas y carreras.

Celebrando tu regreso o mi llegada,
confidentes, cada cual a su manera,
bebiéndonos una cerveza compartida.
Tu, sorbiéndola con ansia en tu pocillo,
y yo engañando al insomnio como fuera,
escribiéndote algún poemita sencillo.

No volverás a correr para obsequiarme,
llevándome un roto periódico cada día.
o una carta húmeda, arrojada por la verja;
dándome prietos abrazos con tus patazas,
y cien lametones de húmedas querencias.

Se seca el árbol donde buscabas la sombra;
no se agita, inquieta, el agua azul turquesa
con el retemblar saltarín de tu contento.
No rodará el balón de goma de tus juegos,
ni descubrirás, ávido, tesoros en la arena,
pareciendo vivir imaginadas aventuras.

Este año, has sido una reposada figura,
testigo mudo de pequeñas y grandes cosas,
aunque tuvieras la mirada gris opaca y ciega,
dando pausados pasos y atándote a mi mano
por la floja e inútil sujeción de una cadena.

Digo, que hemos compartido nuestras penas.

Hace tiempo que suponía que esto acababa.
Ya estabas, por edad y naturaleza, destinado
a un previsible, inevitable y compasivo final.
Un sacrificio habitual, aunque más acomodado,
en la aséptica y fría sala de una clínica cercana.

Súbitamente, el doméstico candil,
ilumina con imágenes el mediodía.
Veo nacer caballos en malos partos,
asomando las cabezas aún sin crin
por aberturas de fluidos verdosos.

Sobre cuerdas trenzadas y espartos,
meditan algunos hombres piadosos
a la búsqueda de un paraíso sin fin.
Los sonidos de tambores tronantes
nos inquietan, reclamando en su batir
el final que nos aguarda, sin pereza.

Muestra la vida su natural crudeza:
una muchedumbre de oscuro cabello;
insondable arcano de nombres ignorados;
millones de seres, llenos de belleza,
dorando al fuego el don de su sonrisa.

Canta el ruiseñor sonoros trinos de candor.
Un florido naranjo y el reverdecido granado
sustituyen al importante ciprés, tan envarado.
Semillas de aceite de mayo calman mi dolor
y azulados lirios adornan tu eterno descanso.

Perdido en reflexiones, ya sin prisa,
he retirado el ancho platillo de tu ración,
que había dejado olvidado en un rincón.
Entrecierro mis ojos, para tenerte en ellos.
¡Vaya como eras!... Siempre tan tragón,
que has conseguido devorarme el corazón.


Rimbaud

domingo, 6 de mayo de 2007

QUEJIDO (Potroviejo)


Quejido soy de ronca furia,
como ruego de quejido doloroso,
mar rabioso sin espuma
por los vientos encrespado orgulloso.

Grito perdido en la llanura,
sin la fuerza de un eco generoso
que, retumbe en paredes
de montañas o de pozos escabrosos.

¿Por qué clamar en el vacío?
¿acaso escucha los trinos el perro?
el canido se lame sus heridas,
yo me curo a fuego y hierro.
Potroviejo

jueves, 3 de mayo de 2007

LA MEDIA MANZANA DE ADAN ( Estell )



Casi todo el mundo piensa en la media naranja como compañera natural del hombre. Pero héteme aquí que alguien, con notoria habilidad y agudeza visual, ha descubierto que la verdadera mitad del fruto apetecido por el hombre es la biblica media manzana; tentación y origen de nuestro irresistible e inevitable destino.


Vease la muestra.

martes, 1 de mayo de 2007

CUANDO PASE LA TORMENTA (Potroviejo)

Cuando pase la tormenta
y el cielo se quede abierto;
cuando el campo encharcado
se quede de flores lleno...

Tomaré mi caballo;
partiré a otros encuentros.
Cruzaré los verdes prados
y los viejos senderos.

Paso a paso, avanzando
como si fuese al destierro:
la mirada en el horizonte,
el alma suspensa en el tiempo.

Cuando pase la tormenta
y de
azul se llene el cielo,
pensaré en otros rebaños,
pensaré en otros intentos.

Potroviejo

lunes, 16 de abril de 2007

A TU MEMORIA, YOLANDA (Rimbaud)



Pájaro de amor, tan bien querido.
Hoy, para volar lejos, has decidido
huir de la ilusoria vida y la quimera,
mezclando con el aire, en revolera,
aventada ceniza de tierra lejana y austera,
nutrida del frescor de las lluvias primeras.

Con tristeza impenetrable, yo te miro
en un retrato antiguo, al azar elegido,
en que tu lánguida melena oscura,
ondea en aire cuyo aroma perdura.
Eran días de sol pleno y compartida dulzura
cuando, tal vez, confluimos en la andadura.

Oscuro perfil, misterio incierto,
horizonte sutil, lineal y yerto.
Mar calmado en su bravura;
húmedo tejido de líquida tersura.
Adornado vestido nupcial de sedosa perladura,
lucías, el día de tu boda, la impoluta vestidura.

Añoro no haber valorado el suspiro
íntimo de tu pensamiento, intuido.
Solo recuerdo, quizás, una lectura
formal, compartida con premura,
sin llegar a saber de tus ansias de aventura,
ni el soñado proyecto de vuestra vida futura.

Gimiendo, en sereno desconcierto,
ruge la voz del titán en su desierto.
En secretas e ignotas hendiduras,
oculta tu humano consorte su locura.
Enjuga su llanto, desgarrándose en ternura,
aquel marchito sudario de desnuda blancura.

Sobre la superficie del pedregal vivo,
trota, nervioso, tu viejo potro dolido,
al ritmo de “Marengo” y su andadura
larga, de tranco firme y, su apostura,
da más donaire a su delgada y esbelta figura,
tensando recio las riendas de la cabalgadura.

De lo que queda, de todo lo sentido;
del placer y del dolor, de lo perdido;
de tu suave y oscura piel de morera,
abrigada con suave y lacia cabellera,
no le es posible olvidar la desmayada entrega,
que fundio al fuego de aquella pasión primera.

No memoremos lo ya sufrido;
que cauterice el corazón herido
por esa maldad tan testaruda.
Has puesto fin a tu andadura
con la frente alta y la visión límpida y pura,
observando la traza ilimitada de la llanura.

Del ardor emocional y enfebrecido,
la querencia de vivir te ha concedido
la simiente frutal en que prosperan
tres vidas, nacida belleza: criaturas.
A su tiempo, renovarán tu nombre y tu figura
cada nueva, suave, florida y dulce primavera.

Rimbaud

domingo, 15 de abril de 2007

LA OTRA ISLA (Alejandra)


Pienso que todo el mundo posee una ilusión a la que aferrarse, cuando no hay otra salida que vivir de ilusiones. Todos y cada uno de nosotros (aunque muchos, o algunos, no quieran, o no queramos reconocerlo), mantenemos virgen esa parcelita de nuestro espíritu que sigue temblando ante la posibilidad de hacer realidad un sueño. Creo que nadie podría vivir sin esa parcela. El ser humano necesita algo a lo que aferrarse en caso de naufragio; algo que le mantenga con vida en el caso de que nada en esta vida real le ayude a oxigenar su corazón.

Siempre he pensado que una de las cosas más bonitas que te puede pasar en la vida es encontrar a tu alma gemela... y enamorarte, (romántica que es una). No tiene por qué ser igual que tú, ni pensar como tú, ni tan siquiera ser de tu misma edad. Tu alma gemela puede ser una persona que posea muchas cosas de las que tú careces, al igual que tú puedes transmitirle algo que ella no posea. Supongo que mi creencia en esto se debe a que siempre he tenido miedo a la soledad impuesta.

Soy una persona bastante solitaria; me gusta estar tranquila, inmersa en mis pensamientos. No me gusta el bullicio de la gente, o estar siempre en medio de la multitud. Muchas veces, es esa soledad la que nos hace más personas. Cada cual tiene su espacio vital. Hay quien hace más uso de éste, y hay quien lo tiene olvidado pero, al fin y al cabo, el ser humano, como animal que es, necesita su parcela de serenidad y calma, en la que se sienta seguro.

Pienso que cada día hay más gente que se siente sola; que su espacio se ha reducido de tal forma que le ha llevado a sentir que no hay nada más allá; que piensa que si sale de su mundo va a encontrar la misma soledad y tristeza que encuentra en su propia burbuja, sin darse cuenta de que la mayoría de las personas sienten lo mismo, piensan lo mismo y que, incluso, tienen más miedo que uno mismo a enfrentarse a esa otra realidad.

Casi todos formamos parte de un mundo en el que hay pequeñas islas personales de las que nos empeñamos en no salir, por seguridad... pero que, finalmente, no hacen otra cosa que matarnos de soledad; mientras que algunos valientes se tiran al agua para ver si son capaces de encontrar otra isla, otro destino, diferente del que se ven obligados a vivir... Y es entonces cuando se podría encontrar otra isla, otro mundo, otras personas: (una o muchas personas), que podrían salvarlas y, a su vez, ser salvadas de su ”soledad”.


Alejandra.

miércoles, 4 de abril de 2007

LA MANO (Estell)


Mano delicada,

mano tibia,

mano que empuña,

mano que mata,

mano que sana,

mano que arropa,

mano que amasa,

mano que crea,

mano que pide,

mano entregada al juego

de las mil caricias,

mano que ama,

toma mi mano y,

juntas, vayamos ...



Estell

martes, 3 de abril de 2007

LA OTRA ORILLA



En Galicia, entre el terciopelo gris de una mañana neblinosa, tomé estas dos imágenes en secuencia accidental y que luego, al visualizarlas para mi libro de viajes y recuerdos, me han hecho pensar en la borrosa perspectiva de esa otra orilla de la que hablaba el poeta y emperador: Claudio; cuando intuía el perfil, y presumible límite, de su existencia.

En la primera imagen, tres siluetas atléticas cruzaban ante mi mirada indolente, impulsándose con esfuerzo y dejando atrás trazos ondulantes y efímeros sobre las aguas.

Pocos instantes después, desaparecieron de mi vista, al cruzar bajo los arcos del puente que une O´Grove con la isla de A´ Toxa. Al otro lado, vislumbraba el sencillo, tradicional y renombrado pueblecito de Cambados, donde limitan las orillas de esta amplia Ria gallega.


Por encima de los altos eucaliptos, con breves destellos, comenzaba a brillar un tímido sol, desgarrando poquito a poco la perlada densidad de la mañana.

El agua se curó prontamente de los leves rasguños causados por las afiladas proas de las navecillas y el rítmico hender de las agudas palas de los remos en su fluida y brillante tersura, con tonos de mercurio y plata.

El descenso de la marea puso al descubierto los reglamentados límites y cotas para los mariscadores; que asemejaban esa frontera inmediata, y esperanzadamente previsible, hasta la cual nos atrevemos a depositar nuestra confiado vivir.

Más allá, al otro lado del estuario, entre persistentes velos, dudas y sombras, flotaban vapores de humedad sobre las casas de piedra granítica, orilladas y silentes, arropando los intuidos perfiles de algunos barquichuelos perezosos.

Mi mente, siempre más vagabunda que mi cuerpo, continuó rumiando los nostálgicos versos del caduco poeta y emperador, escritos especulativamente mientras trataba de indagar lo que le podría depararle el destino, más allá de la opaca y nebulosa perspectiva de su propio rio vital.

Rimbaud


sábado, 31 de marzo de 2007

REFLEXIÓN 3. (Lone Star)


Tú eres lo único importante, hasta una farsante lectora de manos lo dijo, en tu vida hay un hombre, (personalmente añado, genéticamente multiplicado por dos, con una generación vehicular intermedia), que es lo único que te importa y te influye. No hay amores, ni ha habido, ni los habrá. Esta persona, multiplicada por dos por milagro de la biología, son mi ascendiente y mi descendiente, dos distintos, pero en definitiva, y en características de todo tipo, el mismo, la genética es algo maravilloso. (En casos como éste, al menos)

Yo como individuo, persona, ente pensante y racional, tenía unos proyectos previstos, descritos por un profesional como de triunfadora, (jajaja); que se vieron truncados por las circunstancias ajenas a mi, en las que nada pude controlar. Una vez tomada conciencia de que el proyecto se fué en el espacio-tiempo, hacia otras dimensiones, por allá estará, mi otra opción de vida, anulada en estas coordenadas.

Soy realista, (ante todo), y consciente de que lo que no pudo ser, no puede ser en su momento nunca más... "A la recherche du temps perdu", es una utopía. Estamos aquí y ahora, y nada es como pudo ser hace años. Habrá, (quién puede adivinarlo o predecirlo), otras circunstancias o no. Pero lo que pasó de una forma, es irreversible, a menos que dominemos la dimensión espacio temporal.
Vaga exposición la que he hecho, para justificar, el que al día de hoy, y presumo que en lo que me quede de vida, es mi joya de la corona, mi obra, mi aportación, y mi orgullo y sentido de haber vivido. Solo por haberlo presentido, tenido dentro, y privilegiadamente convivido juntos, es lo que da una justificación actual a mi existencia. Y son tan parecidos.... con mi generación de por medio frustrada.


El mundo es tuyo, hijo mío, no cambies, sigue siendo la persona íntegra, honesta y altruista, que fué tu abuelo y que ahora eres tú, con las variaciones lógicas de la época en que te toca vivir, pero el espíritu es el mismo, y en un sentimiento ególatra y presuntuoso personal, creo haber sido meramente, el nexo de unión, y transmisión de valores, y de características únicas, en tu materialización.



Soy o he sido, el peldaño o hilo conductor, inter generacional, de una serie de virtudes, de las que quizá yo he carecido, pero que tengo el inmenso orgullo, de, por mor de la biología y la genética, haberte casualmente y voluntariamente tambien, transmitido. En lo que a mí respecta, eres el objetivo de haber nacido yo, para que ahora, para bien de todos, y sobre todo espero que para el tuyo, existas, hijo mío.







Lone Star

jueves, 29 de marzo de 2007

SER BAJITA (LoneStar)


Hay muchas personas que se quejan por ser bajas, pero creo que lo que realmente es ser bajito, es medir poco más de metro y medio.
Y puedo decir que es una de las cosas más fastidiosas que te pueden pasar; porque hay un montón de situaciones, que voy a intentar describir, (y me faltarán muchas), y todo es verídico, oiga. Anécdotas y situaciones reales de la vida diaria de una persona bajita.

Subirse a una butaca con ruedas, para alcanzar algo que no alcanzas, es una de las formas más seguras de matarse. Cuando estás encima, a las rueditas se les ocurre desplazarse, y y la silla sale disparada en cualquier dirección, y tú te caes al suelo, naturalmente.

El supermercado está hecho para personas altas. No intentes alcanzar cualquier producto que esté en las estanterías de más arriba, porque es "misión imposible", y puede suceder que:

1- Deambules por el super, muerta de vergüenza, buscando alguien que sea más alto-a, para que te ayude a coger algo, mientras te pones de todos los colores, y balbuceas el desgraciadamente habitual.... "es que yo no llego..." (Mientras la amable persona te mira con una mezcla de extrañeza y compasión, porque no comprende que pueda pasar eso, claro, el-ella es alto-a).

2- Tratas de hacer las cosas con autonomía y cerebro, y pides una escalerita a algún trabajador del super, (que evidentemente te miran como si fueras E.T.), y lo más probable es que no haya por ahí ninguna, y tengas que recurrir a otra estrategia, para sobrevivir.

3- Optas por no pedir nada, ni pedir ayuda, (soy una persona capaz de pensamientos abstractos, tengo que poder hacer esta tontería).
Y arriesgando tu integridad física, ( y la de las estanterías bajas, que corren el peligro de romperse, y tú una vez más, de caerte), trepas por ellas, cual mono, mientras mentalmente te animas pensando...."soy un ser racional, tengo que desarrollar destrezas para conseguir los alimentos, o lo que sea", como por ejemplo: estirar el brazo como si fuera de Blandi-Blub, o coger algún producto para empujar hacia tí, el que pretendes adquirir, que naturalmente, aparte de alto, está siempre en el fondo.

La propia casa es una trampa mortal. Ni con zancos como los de los habitantes de Las Landas, podría llegar a los altillos de los armarios, (donde no falla, que se te cae encima, la mitad de su contenido). Y ésto obviando que te da cierto vértigo subirte a una escalera, donde no puedes agarrarte a ningún lado, porque necesitas los brazos, para alcanzar lo inalcanzable.

¿Habéis ido a concentraciones multitudinarias, con la vana esperanza de VER ALGO?... Pues si eres bajita, lo tienes claro, porque todo el mundo es muuuuuuucho más alto que tú. Ejemplo: Soy aficionada a los conciertos rockeros. ¿Alguien cree que puedo ver otra cosa, que los focos del escenario, en medio de una muchedumbre de gigantes, entre los cuales, cuando no corres el peligro de ser aplastada, o que te caiga cualquier cosa por encima, tienes que soportar todos los aromas corporales, de miles de personas bailando frenéticamente?

Pues no queda más remedio que comprar una entrada, (más cara además), de asiento, para así ponerte en el gallinero, y ver con prismáticos la actuación... Eso sí, conteniendo cualquier movimiento que te provoque la música, porque caerías rodando hasta la pista.

Otra cosa, tienes amigos altos-as, y cuando les encuentras pueden pasar dos cosas, o ellos-as tienen que hacer un ángulo recto para llegar hasta tí, y darte un beso al saludarte; o te tienes que subir a donde sea, para poder llegar a su lejana cara...
"¿Qué tal se respira por allá arriba, eh?.... Es que las nubes no me dejan verte bien...

En cualquier lugar donde pretendas comer algo, o pasas por la vergüenza ilimitada de pedir un cojín, o un asiento especial para niños... O te llega la nariz a la mesa, como mucho. Te sientes como Gulliver en el país de los Gigantes...

El tema de los pantalontes también se las trae, porque aunque me gustan bien largos, siempre, SIEMPRE, tengo que dejarlos para que les suban el dobladillo... Con las mangas no tengo tanto problema, tengo una buena envergadura, brazos largos... Debe ser una mutación a chimpancé, después de años de llevar bolsas de la compra, tres en cada mano, que pesan como elefantes.

Ya el tema de compartir camisetas heavies con tu hijo, bueno... a menos que quieras llevarlas como mini-vestido... (Sí, la heavy soy yo, él es un seguidor de mis gustos musicales...)
Por si me estás leyendo, amado vástago, la del tridente de Judas Priest era PARA MI.

Ah, el cine... Reza todo lo que sepas, suponiendo que creas en algo, para que el que se siente en la butaca justo delante de tí, sea como tú, porque sino, la película solo la vas a oir... (entre los "crunchs" de los comedores de palomitas), con lo que lo más probable es que ni oigas nada.

Y así podría seguir enumerando situaciones, en las que realmente, resulta MUY INCÓMODO ser bajito. Pero si sigo, no voy a dejar espacio en el Blog para que escriba nadie más, asi que... Hasta otra.
LoneStar

miércoles, 28 de marzo de 2007

AUTOBUS DE LAS TRES Y CUARTO


AUTOBUS

Era una atrevida indiscrección, enfocar y apretar el disparador. Las máquinas fotográficas de hoy son muy silenciosas y pasan fácilmente desapercibidas. Llevaba una en el bolsillo del chambergo. Me decidí. No habia nada de especial en la foto; quizá por eso la tomé con total tranquilidad, recogiendo una escena cotidiana.

Los brillos rojizos de los letreros anunciando las próximas paradas, la distinta indiferencia del "cada cual a sus cosas!: leer el periódico, pensar, hablar por telefono, pasar el ticket por la maquina y sujetarse fuerte para que los bamboleos del vehiculo no nos derroten. Un perfil de alguien desconocido, apenas insinuado, y muchas manos engarfiándose a los soportes. Asi nos agarramos a la vida; medio rutinario de transporte para el indefinible vagar de nuestros pensamientos.

Rimbaud

martes, 27 de marzo de 2007

En la frutería (Patrick)

Ayer tarde, en un supermercado.
Dos damas, ya no escasas en años ni en carnes, han terminado con su compra de varios kilos de frutas variadas. Al salir, se cruzan con un caballero alto, elegante, discreto, que una vez dentro, pide la vez.
—Dos peras de agua, —solicita cuando llega su turno.
El frutero las pesa, diligentemente.
—Dos tomates pequeños —añade.
El frutero, con no menor paciencia, va a por ellos.
—Un plátano, pero que sea de Canarias —dice, sin el menor pudor.
El frutero coge un plátano, y lo pesa con parsimonia, cual si de un objeto valioso se tratase.
—Dos naranjas. Pero que sean pequeñas. Y... eso es todo.
El frutero, tras pesarlas, le entrega una bolsa con toda su compra.
—Son dos euros en total —le dice la cajera, poco después.
Nuestro hombre, tras abonar su compra, coge la discreta bolsa frutícola y sale con ella dispuesto a emprender una curiosa comida. ¿Comerá solo? ¿Será vegetariano? ¿No le llega el dinero para más?
—Estas cosas no pasaban antes —queda rumiando el frutero.


Patrick

lunes, 26 de marzo de 2007

ENAMORADOS (Rimbaud)



ENAMORADOS

Estaban en el museo de Bellas Artes, como unos visitantes cualquiera, después de haberse imbuido - y evidentemente contagiado -, de lo expuesto y visitado antes en las modernistas salas del Guggenheim; felices por encontrarse juntos pero un poco desplazados, por su apariencia, frente a los clásicos y tradicionales ejemplos de la pintura histórica de este tan tradicional museo, decidieron tomarse un privado descanso.
Optaron por salir un momento a la fingida terraza existente sobre la tranquila biblioteca del museo, para respirar un poco de calma y sosiego y, enamorados como supongo estaban y seguirán estando, se besaron ante el indiscreto objetivo de mi cámara, intercambiándose largas y afectuosas serpentinas de colores.
Rimbaud

CARNAVAL (Rimbaud)



CARNAVAL

Los días últimos del Invierno, días pascuales, donde se mezclan el sentido religioso y el ludismo agnóstico y saturnal, dionisíaco y epicúreo. Las paganas honras a lo simbólico y a lo real; a la parte oscura y a la parte bella de lo que presuponemos espíritu, alma o conciencia emocional; momento de hacer manifiestos los residuos de apelaciones a nuestras fantasmagóricas, idealizadas o grotescas caretas y antifaces íntimos.
Un tiempo festivo, desbordado de atrevimientos desvelados y de osados desenmascaramientos ; manifiesto de tendencias a la ambigüedad y declaración equívoca de deformidades despistantes; usurpación de apariencias y personalidades imaginadas; momentos para mistificarse, congregarse y convertirse en corífeos de brujas y vestales, de símbolos ruidosos y llamadas al despiporren, pito y rechifla, burla y desenfado.
¡Carnavales! ...
Al fin y al cabo, una sesión de terapia colectiva; la visita al psicólogo de una sociedad abierta y global. Un ejercicio de arte genérico, colorista, desenfadado y caricaturescamente humano. Un alarde de disfrazada libertad.
Rimbaud