martes, 31 de julio de 2007

EL CRISTAL ROTO ( Lone Star ) 31.07.2007



Fino, frágil, delicado, cristal transparente y brillante, roto en mil pedazos, hecho añicos imposibles de recomponer.

Pieza única, finísima, que siempre producía el temor y, a la vez, el convencimiento, de que acabaría rompiéndose algún día.

Era preciso tratarla con sumo cuidado, con delicadeza y buen tacto, sujetándola con firmeza y dulzura, y con amor.

Porque, igualmente, por una presión fuerte, podría resquebrajarse, objetivo opuesto al que se pudiera pretender...

Cómo, al sostenerla con los dedos, apenas rozándola con tanto cuidado, podría resbalar, caer... y deshacerse.

Casi podría decirse que estaba predestinada a romperse. Era demasiado frágil; se adivinaba que sucedería de ese modo.

Un objeto, tan vulnerable a la ruptura, no podía estar en los mismos lugares, ni tratarse como a otras piezas más resistentes.

Luego, sucedió lo previsible: se hizo polvo; un polvo de cristales luminosos, que seguían reflejando la luz intensamente.

Ahora, en lugar de tener su entera forma de cristal, tengo una bolsita transparente, con miles de minúsculas y brillantes partículas.

Es mi cristal precioso y preciado, ahora destrozado y convertido en un simple puñado de polvillo centelleante, del que nunca me desprenderé.
Lone Star