martes, 7 de julio de 2009

LEE, POR FAVOR (RimbaudVerlaine) Julio 2009

Lee, por favor.

No entiendo la fría indiferencia
del testigo
que, después de una confesión,
se aleja
sin palabra alguna de despedida,
y me deja
sin denotar ni muestra de dolor
correspondido.

Parece digno un guardar silencio
de mujer
incomprendida, entre frases huecas
parloteadas
muchas veces sin modo ni medida,
al parecer,
rellenos de guata, para hombreras
desprendidas.

¡Qué desconcierto es el esperar incierto
lo que no llega!
La explicación que acostumbra a definirse:
a la gallega
como bien pudiera decirse, por cierto,
cuando,
lo que se trata no es, ni vivo ni muerto,
comprendido.

Para resbalar la intención, basta la cera,
esencia primera,
por nuestras conversaciones tan derretida
y refrotada.
Así, todo se desliza, y nunca queda nada,
de nada;
aunque haya probado tener una buena fe
sincera.

Ante de irte, espera a comprenderme.
Primero;
que no se pueden dejar en el tintero
emociones
que nunca se definen con precisión
concreta,
aunque se intentara ser, al comienzo,
verdadero.

Absuélveme antes de condenarme
yo te ruego,
al menos, de cualquier inferida ofensa
que sufrieras.
Ya sabes algo de mí y de mis maneras
y los gestos
Conque has comprendido, sin pretextos,
lo que quiero.

Entre papeles relatando mil eventos,
fiel
discípulo de tu enseñar me he sentido,
agradecido.
Aunque utilice mal los verbos activos,
de momento,
tenia fe plena en que seriamos eternos
como amigos.

Hemos pasado mucho, tanto tiempo,
desvanecidos.
Hoy ya ni lo sé. Siento sentirme perdido,
lo lamento.
Y mira lo que te digo: ¡que mal me siento!
No hallo razón
para que ni un siquiera corto ¡adiós!...
haya merecido.

No recortes en trozos este blanco papel,
en que escribo.
Abandónalo en su llanura nívea y pura,
aún sin abrigo.
Que no carecerá, en su desnudez, de calor
socorrido.
Siempre que quisieras tu, yo si querría
estar contigo.

Mas, si no fuera así, por lo que fuere
consérvalo,
en su tierna fragilidad de blanca rosa
lapidaria.
Al menos, se ofrenda a lo que muere,
una losa,
un último cobertor, datado con un nombre
y un gemido.

Rimb