viernes, 27 de julio de 2007

MIRAME A LOS OJOS ( Rimbaud) 27.07.2007


Mírame a los ojos,
y si encuentras un carbón encendido
entre las cenizas,
sopla con tu boca de tormenta,
expulsa el aire pleno de tus angustias
y prenderás una tenue llama cálida
en la sima de mi corazón.

Mírame a los ojos.
La frontera de la discreción se resquebraja;
me asaltas con tu luminosidad
y no puedo, ni quiero, defenderme
del brillo agudo de esas lanzadas de amor
que pugnan por atravesar mi prudente escudo.
No tengo otro recurso que rendirme,
y entregarme, vencido, al disfrute de tus sueños.

Mírame a los ojos.
Si sostienes la mirada,
verás mi horizonte:
es gris luminoso y con brillos
de luna argentada.
Allí puedes conducir tu barca
de blancas velas.
Allí puedes dirigir tu alma.

Mírame a los ojos
y, si puedes ahondar en mi pensamiento,
deslía la urdimbre de mis temores,
suelta los nudos enredados de las dudas
e hila una madeja de sensaciones
para tejer un tapiz salpicado de ilusión
que adorne la aridez de mi futuro.

Mírame a los ojos.
Todo es posible si me miras;
incluso que te pueda ver
reflejada en el cristal de mi cristalino,
acicalando tu inacabable hermosura,
bañándote en el mar salino de mis lágrimas,
sumergida en la profundidad de mis besos.

Mírame a los ojos.
Y te ruego no repares, con curiosidad,
en la textura frágil de mi cuerpo,
deformado por las heridas de la edad.
No consideres mi maltrecha fortaleza;
tan solo, disculpa mi imperfecta forma de querer
y mi deseo de amarte.

Rimbaud